Una serie de notas con firmas prestigiosas publicadas por el diario La Nación permite inferir que el gobierno ya comenzó a instalar el tema de licitación internacional de cuotas que propugna el futuro ministro Federico Sturzenegger. El próximo paso podría ser el Consejo Federal Pesquero o un decreto.
Desde hace casi un mes el diario La Nación, a través de firmas de peso, viene ubicando al sector pesquero en el grupo de “empresarios prebendarios”, precisamente donde los colocó el gobierno para abordar la redistribución de las cuotas de pesca, especialmente de la merluza hubbsi. Prestigiosas firmas coinciden con el futuro ministro, Federico Sturzenegger, en que la pesca se lleva todo y no deja nada, por lo que consideran que, con su inminente incorporación al gabinete, se avanzará con la licitación de cuotas.
“Según desliza Milei entre íntimos, una parte significativa de la casta está integrada también por quienes describe como los ‘empresarios prebendarios’. Su plan consiste en someter al empresariado argentino a la competencia interna y externa porque cree que no saben hacer eso. Cuando el Presidente se refiere a los ‘prebendarios’ está hablando de los empresarios que reciben subsidios, exenciones impositivas (Tierra del Fuego es el mejor ejemplo) y los que promueven una economía cerrada y protegida. Funcionarios mileístas se sorprendieron por la capacidad de lobby de algunos sectores empresarios.
“Uno de los más notables es el sector que se hizo dueño y señor de la riqueza pesquera argentina. La riqueza ictícola es propiedad de todos los argentinos, pero un grupo de unas 30 empresas se benefició con leyes, decretos y reglamentos para que solo ellas puedan acceder a esa enorme reserva nacional. La letra original de la Ley Bases contenía un artículo que desregularizaba toda la actividad pesquera a partir del final de las actuales concesiones. No tuvo ni un solo voto a favor en el Congreso, ni siquiera el de los mileístas. El poder oculto es más eficiente que el poder formal”.
Este es un párrafo extraído de la nota de opinión firmada por Joaquín Morales Solá del 2 de junio, “Las batallas secretas de Javier Milei”, en la que habla de “la lucha contra la casta” emprendida por el Presidente, la que está compuesta por tres sectores: el político, el sindical y los “empresarios prebendarios” según su propia definición.
Solo dos días después, el multipremiado periodista Morales Solá volvió a referirse al sector pesquero, en este caso en un artículo de análisis político en el que abordaba el sistema jubilatorio, titulado “Ante las razones del hartazgo social”.
“Corresponde señalar que cuando los legisladores proponen un aumento de las partidas presupuestarias, y tienen derecho a proponerlo, deberían también, por responsabilidad institucional, indicar de dónde saldrán esos recursos sin afectar el equilibrio de las cuentas públicas.
“¿Por qué no imaginaron, por ejemplo, eliminar las excepciones impositivas a unas pocas empresas en Tierra del Fuego para destinar ese dinero a mejorar los ingresos de los jubilados? ¿Por qué no propusieron cambiar el régimen que regula la pesca para aumentar el insignificante canon que pagan unas 30 empresas que hacen millonarios negocios con una riqueza que pertenece a todos los argentinos? Sobre esos arbitrarios beneficios de un reducido sector empresario no hablan ni diputados ni senadores. Silencio. ¿Complicidad también? Quién lo sabe”.
Morales Solá identifica, como el gobierno, al sector pesquero con el “empresario prebendario”, lo pone al mismo nivel que el privilegiado, subsidiado y cuestionado sector electrónico de Tierra del Fuego y echa sobre la “Pesca” el mismo manto de sospecha. A la mirada del Gobierno existe una gran diferencia entre uno y otro, con el primero no se quiere meter, está claro, en cambio con el segundo, no solo buscó encuadrarlo en su plan desde el primer momento, sino que, además, se quedó con la sangre en el ojo.
El 11 de junio, el periodista Ignacio Grimaldi, en un artículo sobre la inminente llegada de Sturzenegger al gobierno de manera formal y ya no como un asesor externo, expuso la concepción de casta para el futuro ministro que, como era de esperarse, es la misma que tiene el presidente.
Según indicó Grimaldi, Sturzenegger dijo en una disertación que brindó en el Hotel Hilton, donde participó de un evento organizado por la fundación Libertad y Progreso y Cato Institute: “Argentina está en su propio Triángulo de las Bermudas” y explica que el economista ubicó en sus tres vértices a “la corporación empresarial, la sindical y el partido peronista”.
“Vinculado a ‘la corporación empresarial’, la hoja de ruta del ‘economista desregulador’ marca un sendero de ‘libre competencia’. Es decir, Sturzenegger abrió la puerta para más aperturas en términos de normativa comercial”, señaló Grimaldi.
Ya conocimos por la pluma de Morales Solá que los pesqueros son “empresarios prebendarios” y por lo tanto parte de la corporación empresarial que Sturzenegger intentará destruir. Por lo tanto, buscará aplicar la libre competencia como lo escribió en la Ley de Bases que el sector pesquero le volteó y en ese contexto no sería extraño que abrazara la idea primigenia de la licitación internacional.
Las notas en La Nación sobre pesca tuvieron continuidad y quien escribió pocos días después fue Diego Cabot, firma que cobró renombre a partir de la investigación sobre la llamada “Causa de los cuadernos”. El periodista realiza un análisis del sector pesquero y de la cuotificación de la merluza hubbsi en su artículo “Cómo funciona el millonario negocio de la pesca, que el Gobierno puso en la mira”.
Dijo Cabot, haciendo mención al primer borrador de la Ley de Bases: “Fue Federico Sturzenegger quien sacó a la superficie el asunto. ‘El régimen de pesca es un problema porque la regalía que se paga para pescar en el mar argentino es de 0,15%. Es un absurdo. Para decirlo con todas las letras, hay gente que pesca nuestros peces y no paga nada por ello. Allí la ley bases original planteaba que, entre los pesqueros argentinos, cuando les vencieran sus contratos actuales, deberían pujar para obtener el derecho de pesca”, dijo a Clarín hace unos meses el economista, uno de los asesores principales del presidente Javier Milei y futuro ministro según las palabras del mandatario”.
El sector pesquero hizo su “movimiento de redes”, dice Cabot al describir el peregrinar de los empresarios pesqueros por todas las oficinas conocidas del Ejecutivo, de Diputados y Senadores: “La sola mención del asunto desató una descomunal tormenta en el sector. Los empresarios movieron sus redes, los sindicatos ayudaron y la política hizo lo suyo. El resultado fue que toda iniciativa sobre alguna modificación se retiró de la segunda versión de la Ley Bases. Como quien dice, ‘nada por aquí; nada por allá”.
En su recorrida por los argumentos presentados por el sector, presenta de forma completa sus números y de las declaraciones del futuro ministro, rescata dos: “Yo no quiero ir contra ningún derecho adquirido, pero cuando vencen las licencias de pesca deberían licitarse y el que paga más por ese permiso se lleva el cupo”. “Es un recurso natural, como el cobre. A nadie se le ocurre que alguien puede venir, explotar el cobre y no dejar nada en el país”.
“Sturzenegger lo dejó ahí, archivado. ¿Archivado? Se verá dentro de poco, cuando finalmente llegue el vencimiento de los permisos. Entonces, la autoridad decidirá la nueva manera de entregarlos. Quizá en ese momento, Sturzenegger sea ministro y, conocedor del Estado, sabe perfectamente que para varias reformas alcanza la resolución o el decreto”, concluye Cabot.
La designación del ministro todavía no fue oficializada, pero nada hace pensar que no sucederá. La semana pasada, la periodista Cecilia Devanna aseguró que Sturzenegger tiene un lugar asegurado: “Federico va a ser ministro, porque además se lo necesita sentado en las reuniones de Gabinete”. “El nombre (de la cartera) aún no está, pero ya está definido que va a absorber lo que salga de la Jefatura de Gabinete, con la reformulación que se hará”.
Las notas publicadas por La Nación permiten pensar que el camino hacia la licitación ya empezó, el gobierno está mostrando las cartas y dicen licitación, probablemente internacional. Sobre el final de la nota, Cabot cuenta cuál fue la respuesta del futuro ministro ante la resistencia del sector: “Consideraba que, con todo instalado, eventualmente, tenían una ventaja ya que podrían ofrecer más por el producto dado que no tendrían que amortizar barcos y plantas, usadas desde hace años gracias a aquellos permisos que ahora vencen”.