El despido consumado del cargo político de Magalí Marazzo ni bien conocido el resultado de las elecciones presidenciales, es sólo un ingrediente más de un proceso que enriqueció el patrimonio cultural de la ciudad, con la puesta en valor e incorporación del bien cultural a la Municipalidad de General Pueyrredon, pero que se contaminó con la dinámica política partidaria de un año electoral.
También Mauro Martinelli conocía el día a día de las gestiones de Magali Marazzo, lo cual induce a pensar que una obra de tamaña envergadura e importancia no podía ser ignorada por las máximas autoridades municipales. Sin embargo el tema ganó la exposición pública afectando a quien promovió y condujo con éxito hasta su finalización: Magali Marazzo.
La historia se repite, como otras durante este mismo gobierno, y observamos como un intendente ni bien asume, cierra una joya del patrimonio mundial en vías de restauro y una empleada municipal logra reabrirla, conseguir los recursos de la Nación y ponerla en valor como una atracción turística más.
La funcionaria es cesada en su cargo hace pocas horas como integrante de la planta política, luego de que medios afines al oficialismo iniciaran una campaña de difamación, tergiversando el debido resguardo de la marca que estaba en conocimiento previo de la administración municipal.
La historia es circular. El intendente separa a la funcionaria … y la casa museo permanece cerrada en espera de las obras que dependen del municipio. Parque Camet, el Estadio Mundialista, la Plaza del Agua son precedentes entre otros de íconos de la ciudad que lucen su abandono de manera perpleja.