Con la Casa Rosada sin MM y con Axel en La Plata, es difícil no volverse errático pero a los Montenegro de la vida, les cabe ser contradictorios e inconsistentes. No es necesario ser un Insaurralde al cual no le pasará nada, o recibir la protección oficial y opositora de Chocolate en la legislatura bonaerense. Al Gordo Montenegro se lo conoce como al macrista más K y no hace nada para disimularlo
Iguacel le prohibió al intendente marplatense referirse a la explotación petrolera equivalente a al abastecimiento de energía de Vaca Muerta. La plataforma marítima estará instalada a 300 kilómetros de Mar del Plata. También le sacaron la roja Aranguren y Apud.
Hace pocas horas Montenegro participó del debate entre los candidatos presidenciales. En el mismo Bullrich se refirió despectivamente al Plan Previaje. El intendente no abrió la boca ni la asesoró debidamente a Bullrich, que pudo haber evitado esa torpeza política analizada desde la ciudad que tiene al turismo como una de sus principales fuentes de ingreso.
Y finalmente entre Montenegro y Horacio Rodríguez Larreta avanza en la entrega de servicios urbanos al Grupo Moyano, al cual Bullrich califica como una mafia y ha dedicado gran parte de su quehacer político a combatir al líder camionero. Ahora Montenegro y el Pelado aparecen como en una conjura para desalentar ese propósito, que están otorgando desde las administraciones políticas de CABA y la MGP.
Lo que llama aún más la atención son las formas de auspiciar ese trust de empresas cuyos beneficios exceden largamente la transferencia de recursos públicos a manos privados. Hasta brindan protección, auspicio y alargan el blindaje mediático que gozan los oficialismo a través de las pautas oficiales