La oferta electoral que presentó Unión por la Patria contiene un par de paradojas centrales: abre la puerta a un fin de ciclo en el liderazgo del peronismo de la dirigente de ese espacio que más votos posee y expone al gobernador Axel Kicillof, en el mejor de los casos, a una convivencia con una estructura que es aliada pero, a la vez, rival. En Juntos por el Cambio, el armado en la Provincia quedó delineada la interna más competitiva de todas. El nivel de declive de Javier Milei es, mientras, tal vez la incógnita más relevante del momento.
Lejos de ser una sorpresa macerada largamente, la candidatura de Sergio Massa tiene todas las características de una imposición de último momento ¿Qué habrá puesto en juego el Ministro, en plena negociación con el FMI, para asegurar ese objetivo? Imposible confirmar rumores al respecto. Si pueden constatarse efectos: el kichnerismo, con el destratado “Wado” De Pedro y Máximo Kirchner a la cabeza, y no Massa, se quedó con la estructura que no está en riesgo en las elecciones. La fuerza bonaerense de UP en el Congreso de la Nación y en la Legislatura. La provincia de Buenos Aires como bunker asegurado, en resumen.
Para Axel Kicillof vale el mismo razonamiento. El gobernador logró su objetivo: que le habiliten la precandidatura a la reelección, con Verónica Magario de vice, algo para lo que tuvo que luchar hasta último momento. Pero no tendrá una fuerza legislativa propia en el caso de ganar. El hecho de que a su lado aseguren que solo necesitan aprobar “el presupuesto y los pliegos de algunos jueces, lo que puede lograrse con la oposición”, habla del estado en que quedó la relación con el líder de La Cámpora, después del cierre. Muchos intendentes también están enojados con Kirchner: ellos también “colaron” poco y nada.
Pero lo cierto es que más allá del desagrado ideológico que produce Massa en buena parte del kirchnerismo “de paladar negro” su entronización revitalizó, aunque fuere por motivos pragmáticos, el espacio. La mejor prueba la dan en el bullrichismo: allí dicen que de movida UP subió cinco puntos en las encuestas. Por eso, con un compañero de fórmula como Agustín Rossi, que no le puede disputar el poder, y con Cristina, en el acto de Aeroparque, trasladándole la responsabilidad de una derrota –y por lo tanto de una victoria-, Massa podría encarnar un nuevo liderazgo en el peronismo.
También por motivos pragmáticos, Kicillof cree haber recibido una buena noticia. El objetivo del 40% en las PASO, lejano por ahora, que le asegure un tránsito seguro a la reelección, es más factible con Massa que con De Pedro. Mientras, definió 19 ciudades donde perdió 100 mil votos de 2019 a 2021 en las que centrará su campaña. La mayoría son del interior, porque un voto recuperado ahí, para él, vale doble. Hasta el 19 de julio buscará mostrar gestión: la economía la deberá explicar el candidato a Presidente. Otra ventaja del hecho que sea Massa.
Hay, en todo el entramado, algunos episodios misteriosos. Uno es la pelea por la vicegobernación. Por momentos se habló de correr a Magario: ¿una factura por la postulación en La Matanza de Patricia Cubría, pareja de Emilio Pérsico, contra Fernando Espinoza? El Evita, por cierto, va con candidatos propios en una decena de intendencias, pero tienen libertad de acción. Solo se pegarán a Massa en aquel distrito y en San Martín, donde el candidato es Leo Grosso. El resto apoyará en las PASO a Juan Grabois, aunque después respalden a. ganador. ¿Y Martín insaurralde, será candidato a concejal testimonial para apuntalar a Federico Otermín en la intendencia, o su delfín volverá luego a presidir la cámara y asumirá en el municipio el actual jefe de Gabinete? Insaurralde podría querer conservar el puesto para pelear la gobernación en 2027. En ese caso, hay un dato que pocos recuerdan: como Mariano Cascallares se postula a la intendencia de Brown, volverá a la Cámara su suplente, Facundo Tignanelli, mano derecha de Máximo ¿Nace un presidente para la cámara Baja?
En Juntos por el Cambio el escenario es archi competitivo. Sumados, Grindetti y Santilli tienen hoy más que Kicillof. El oficialismo empuja a Bullrich, porque cree que Rodríguez Larreta comparte electorado con Massa, pero al menos en provincia es difícil pronosticar quién ganará. Habrá maldades (los perspicaces recuerdan la relación estrecha de Insaurralde con Grindetti), pero conviene repasar lo estructural. Bullrich/Grindetti no lograron que los pases de los intendentes de San Nicolás y Pergamino generaran un efecto cascada y casi sufren lo contrario. “Maxi” Abad le aportó menos de lo que se suponía, pero igual tiene primacía en el interior. Larreta/Santilli terminaron haciendo un buen cierre en la 1ª, 3ª y 8ª secciones y eso puede compensar.
El nivel de agresividad con el que arrancó esa pelea plantea otra cuestión ¿El que gane, podrá retener todos los votos del perdedor?O habrá fugas. Es un interrogante especialmente relevante en el caso de un triunfo de Bullrich: el perfil similar de Larreta con el de Massa -dos moderados de centro-derecha- podría hacer que algunos de sus votantes opte por el tigrense. Es algo que a la inversa también puede darse.
Una incógnita similar abre Milei: para algunos está más cerca de los 12 puntos que de los 20, lo que desarma la hipótesis de la elección de tercios. Con una salvedad clave: no debería considerarse automático el destino de la fuga de votantes que parece estar experimentando.
Por Andrés Lavaselli
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