El discurso de la presidenta, Cristina Fernández, el pasado 9 de julio en Tucumán, reaviva la esperanza de una gran reforma política en nuestro país. Por lo menos parte de su discurso, fue direccionado a esa posibilidad de cambio, que hace tiempo viene siendo solicitada a gritos por muchos jóvenes en diferentes distritos de nuestra nación.
La posibilidad de una reforma política marcará el fin de una era de hacer política en la que muchos argentinos dejaron de ser libres y soberanos, dejaron de sentirse partícipes de las decisiones en las que tiene que tener injerencia directa el pueblo, en cualquier país democrático. De la crisis institucional que vivió nuestro país, a esta parte, muchos jóvenes venimos reclamando una reforma política, ya que muchos dirigentes nos reclaman participación y compromiso, pero esto último no puede llegar si el compromiso no arranca por ellos… los viejos dirigentes, los mismos que vienen intercambiando lugares desde 1983 a esta parte.
La reforma política debe llegar de la mano o acompañada de varias facetas o subreformas, el voto electrónico, la interna partidaria en la elección de candidatos, el cupo generacional, la boleta única, la transparencia en los fondos que se usan para las campañas políticas, etcétera.
Desde muchos sectores de jóvenes de diferentes ideologías, venimos reclamando desde marzo de 2008 la inserción del proyecto de cupo generacional que presentamos en el Senado de la Nación y en la Cámara de Diputados. El proyecto que solicita que la totalidad de los partidos políticos que participen en una acto eleccionario tengan la obligación de incluir a un joven de 40 años o menos en los primeros 5 lugares, posibilitará un recambio generacional histórico en la política argentina. De esta forma en tan sólo dos elecciones se podrá reducir la brecha generacional que hoy tienen las dos cámaras más importantes de nuestro país, ya que actualmente sólo un 10 % de ambas cámaras cuenta con jóvenes de menos de 40 años en los bloques. De tratarse y votarse el proyecto de cupo generacional, para el 2013 tendremos a la Cámara de Diputados y Senadores de la Nación con un 35 % de su composición con políticos de 40 años o menos.
Es comprensible que ser joven no habilita a nadie a ocupar un cargo público con un reaseguro de capacidad de gestión, pero sí implica un conocimiento mucho más acabado de la realidad de los diversos temas que vive la mayoría de la sociedad argentina en el día a día. Hay temas pendientes como la inseguridad, la falta de trabajo, drogas, aborto, etcétera, que afecta más a los jóvenes que a los adultos. Es sumamente necesario que esos temas sean tratados por la generación que los sufre, que los vive, que los viene absorbiendo desde hace muchas décadas y sin la más remota posibilidad de cambiar la historia.
El 10 de diciembre próximo, asumirán sus cargos los diputados y senadores electos en las últimas elecciones del 28 de junio pasado. Un estudio realizado por la Mesa Nacional del Cupo Generacional, disparó datos vergonzosos, ya que cerca del 70 % de los legisladores que asumirán, vienen ocupando cargos políticos en los últimos 25 años. Esto confirma la falta de espacios para que una generación completa pueda ser parte de la discusión que viene solicitando toda una sociedad. El 10 de diciembre la mesa nacional del Cupo Generacional estará junto a miles de jóvenes de todos los rincones de nuestro país, reclamando por una reforma política y un recambio generacional que sirva para cambiar el rumbo de una nación que ya no soporta más de las mentiras, los engaños de muchos que dicen ser los “salvadores de la patria” y hasta el momento sólo nos han coartado la posibilidad de tener un futuro feliz.
Ariel Greco
Junto o antes que la reforma política debemos modificar la Constitución con los siguientes puntos a cambiar:
Pasar de una democracia Representativa a una democracia Participativa.
Dejar de ser Ciudadanos Consumidores.
Dejar de representar a una religíon.
Revocatoria de mandatos.
El pueblo se expresa a traves de sus representantes eligiendo a los mismos de otra manera y a traves de Consultas, petitorios a reglamentar.
La definición de ciudadano consumidor se introdujo en la reforma de la constitución del año 1994. Consolida al neoliberalismo, todos somos mescado o mercancías en lugar de personas. Es fatal. Lo primero a cambiar.