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EDEA inauguró el espacio “Comunidad y Energía” en el viejo edificio de Mendoza y Garay

Con la asistencia de autoridades de EDEA, el intendente Guillermo Montenegro, funcionarios, referentes de la cultura local y nacional y empresarios, EDEA inauguró el espacio “Comunidad y Energía” que funcionará en el viejo edificio ubicado en la esquina de Mendoza y Garay.

Esta dependencia fue totalmente restaurada y puesta en valor a efectos de desarrollar allí “programas educativos y de formación de oficios tradicionales para jóvenes y adultos y un centro de aprendizaje en oficios digitales orientados a la integración social y la inserción en la economía digital y el cuidado del medio ambiente”.

El proyecto Comunidad y Energía, una iniciativa enmarcada en el plan de sustentabilidad de DESA que cuenta con el apoyo de la Secretaría de Cultura local, busca recuperar y poner en valor edificios históricos de las distribuidoras de electricidad que operan en la provincia de Buenos Aires para convertirlos en espacios educativos y culturales abiertos a la comunidad.

En el marco de este proyecto se firmó un convenio con la Fundación Compromiso, organización dedicada a potenciar el impacto de proyectos sociales en Argentina, para llevar a cabo el programa de capacitación Potrero Digital, poniendo a disposición el espacio para implementar este programa y otros que la Fundación proponga.

Por otra parte, bajo el nombre “Lúmina, cultura en foco” EDEA llevará adelante una iniciativa que contempla renovar de forma integral la iluminación de otros edificios emblemáticos de la ciudad: el Museo Juan Carlos Castagnino, los centros culturales Villa Victoria y Villa Mitre, la Villa Normandy y la Torre de Agua.

El edificio donde ahora funcionará el espacio Comunidad y Energía, fue construido en 1916 para la puesta en servicio de un centro de generación eléctrica de la Compañía de Electricidad de la Provincia de Buenos Aires Limited.

La puesta en servicio de estas instalaciones tenía por objetivo brindar abastecimiento eléctrico a los lujosos chalets de los veraneantes que residían durante los meses del estío en esa zona de la ciudad, de allí que se la denominara popularmente como la “Usina de la Loma”.

En este edificio además de la sala de máquinas donde funcionaba el Grupo Diesel que generaba energía en corriente continua, se encontraban los depósitos y almacenes de la empresa, y hasta había un sector destinado a las viviendas de parte del personal.

En los comienzos de la década del ’30 el edificio y su maquinaria pasó a manos de la Compañía de Electricidad del Sud Argentino (CESA), de capitales estadounidenses, que fuera la prestataria del servicio eléctrico hasta su disolución en 1958.

El edificio de la usina es una pieza muy importante del patrimonio marplatense por su historia, su inserción urbana y su arquitectura que amerita su preservación, puesta en valor y refuncionalización.

La construcción de la vieja Usina, cuyo proyecto data de 1914, se levantó con mampostería de ladrillos y estructura metálica. Su sala de máquinas de grandes dimensiones, coronada por una claraboya alargada, con un entrepiso sobre un sector y grandes ventanales de hierro y vidrio, contenía puentes grúas y el citado generador.

El sector de oficina y vivienda fue materializado con pisos de mosaico granítico y listones de madera, techos de yeso y aberturas de madera con postigos de celosías.

Como en toda la arquitectura de servicios de infraestructura de la época, fines del Siglo XIX y principios del Siglo XX, su diseño funcional se combinaba con la voluntad de otorgar una imagen institucional la cual se concretaba con fachadas que recreaban estilos del pasado, inspirados en el Renacimiento, Medioevo y Clasicismo.

En el caso de la “Usina de la Loma” las formas exteriores recrean el clasicismo francés del Siglo XVIII, un estilo que estuvo muy de moda por entonces tanto para la arquitectura privada como la arquitectura pública y que se materializaba como en este caso a través de revoques y ornamentaciones premoldeadas ejecutadas en material simil piedra.

A esta caracterización se agregaba un espacio libre al frente rodeado de pilares y rejas que constituía no solo una playa de maniobras sino además una suerte de evocación del “patio de honor” de castillos o palacios.

La transformación de la “Usina de la Loma” tiene por parte de EDEA un doble objetivo: recuperar un edificio y convertirlo en un espacio donde las personas puedan crecer y desarrollarse.

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