“Mar del Plata estaba dormida y logramos que despierte”, dijo ayer el intendente Guillermo Montenegro y tras cartón cargó contra Nación y Provincia por falta de asistencia y colaboración, rescató haber impulsado, “una industria que increíblemente estaba prohibida, como la de las destilerías de gin”. La pandemia y la inflación hicieron el resto de su monótono mensaje como en la “Gran Alberto” pero le faltó la guerra de Ucrania con Rusia.
La articulación del sector público y privado que enarboló el intendente municipal, sólo existe en el clima de negocios que se genera en su entorno y que consiste en la mayor transferencia de recursos públicos a manos privadas, de servicios municipales que se instrumentaron bajo declaraciones de emergencia, prórrogas, contratos y decretos, en un rosario jamás visto.
En su relato destacó el encomio que dispuso para la instalación de los decks gastronómicos, que han provocado un estrago en la matriz del microcentro de la ciudad. Han generado inseguridad, contaminación y absoluto descontrol del tránsito que se ha trasladado a toda la ciudad. Pero cumplió con Barrionuevo.
Montenegro no vivía en Mar del Plata cuando lo instalaron como candidato a intendente, y se nota mucho. Con una campaña que pagó con recursos públicos la ex gobernadora María Eugenia Vidal.
Es marplatense pero no vivía en Mar del Plata, es una gran diferencia, la desconocía y ahora cree y vive del marketing que le fabrican a expensas de los contribuyentes que lo pagan.
Con oposición muy pobre, muy débil, y fundamentalmente culposa, mayoritariamente integrada por el Frente de Todos, el discurso de ayer a los concejales fue un insulto público en lugar de un análisis de gestión y un plan de gobierno, inexistente ahora para 2023. No escapan los aliados en Juntos Por El Cambio, el PRO, la UCR y la CC que muy pronto también comenzarán a sufrir a Montenegro.
No dejó de apelar a la “mejicaneada” política de instalar a Lamb Weston como producto de su acción de gobierno, cuando en realidad en 2017 y 2019, como constan en los expedientes, la empresa que se radicó en el Parque Industrial lo hizo a través del gobierno del ex intendente Carlos Arroyo. Luego la inflación y la complejidad jurídica del país fueron demorando el proceso de llegada al parque industrial. Montenegro agarró la pala para la foto.
Ayer en su discurso inconsistente, el intendente ingresó al campo de los traficantes de la política, acompañado por la pleitesía de sus aliados, que convergen en hechos que ya están en conocimiento de dirigentes políticos nacionales, que generan reacciones adversas y rechazos en su propio espacio.
Hoy Mar del Plata está olvidada y rechazada debido a la gestión Montenegro, de quien se duda pueda cumplir con un segundo mandato, a la luz de que dejará en 9 meses a la ciudad en uno de sus peores momentos de la historia.
El brillo que aún le queda a la ciudad es sostenido por la pauta publicitaria, que blinda de manera orquestada hechos de inseguridad y abandono sistemático de los servicios municipales hoy en franca retirada.
Los mismos caen en incumplimientos por un déficit que hizo crónico y que increíblemente hace sólo 45 días el intendente lo anunció como un cierre con superávit de 2022, con el ex presidente Mauricio Macri ocupando el mismo escenario en Plata Grande. Se mienten entre ellos.
Una fuente de acceso directo a Claudio “Chiqui” Tapia dijo a mdphoy.com que el estadio José María Minella ha sido llevado a un proceso de vaciamiento y su recuperación es desaconsejable económicamente en sus actuales estructuras.
Se recurrirá a técnicas de construcción similares a las utilizadas en Qatar, pero el gobierno de Montenegro se colgará el enchastre de haber perdido los históricos torneos de verano. Todo lo demás que se anuncia es más humo para achicar los daños que produjo. Hay que ser serios no está ni presupuestado el estudio técnico.
Y finalmente no escapará al más rudimentario de los criterios, que los turistas jóvenes se recuperaron en la misma proporción que llegó el turismo que no accede a los dólares de $ 400.- con lo cual se subsidia el turismo interno y se vuelve prohibitivo viajar hasta la cercana Uruguay, a las playas brasileñas o al dorado Caribe en busca del mar.
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