Que te apuñalen en la cuadra más transitada de la principal calle de la ciudad, frente a un local de Mc Donalds y que luego la muerte llegue por desangramiento en el baño del céntrico Cine Ambassador, es un hecho que hiere de muerte a toda la sociedad. Fue el noveno asesinato en los primeros 52 días del año.
Sin policías en el lugar, sin imágenes de una garita con cámara a esos efectos, es como el pico de una crisis que se observa pero que no se combate. Desde la misma zona se perpetraron varias salideras bancarias. Es una zona en la cual parecen que los delitos no saben de contención.
Ya no es más allá de Juan B Justo ni al otro lado de Champagnat. Ahora los hechos se producen en Playa Grande (26-09-21 / asesinato del DJ Lele Gatti ) frente al Paseo Aldrey (19-06-22 / asesinato de Mora Negretti) y en la Peatonal en la madrugada de ayer. El avance es una clara señal del contexto de conurbano que adquiere Mar del Plata.
Y no aplica desentenderse con fijar despacho en las oficinas del COM. Es una clara demostración de inoperancia política. En este caso la dimensión del hecho, justo en fiesta de carnaval, en medio de una marea humana obliga a parafrasear al colega JLJ “La suerte no es eterna”.
El mapa del delito que se ajusta en función de necesidades políticas, siempre aparece incompleto por esta modalidad de secuestrar los datos y las estadísticas oficiales a través de la Jefatura Departamental y la Dirección de Investigaciones.
El pacto de silencio que guardan entre el intendente Guillermo Montenegro y el ministro de Seguridad de la Provincia, Sergio Berni, no colabora con la demanda de quienes observan las escenas que son el preludio de un desenlace que conmueve.
Pueden caber innumerables interpretaciones, pero hay una coincidencia: la inseguridad y la ausencia del Estado, son notables e indiferentes. Ni Montenegro ni Berni aparecen cuando los casos forman parte de la tragedia.
La Peatonal San Martín se le fue de las manos al intendente municipal. Hay demasiadas cuitas sobre educación, salud, coparticipación etc. entre el PRO y el Frente de Todos. El problema de la seguridad no está en la agenda porque la misma está ocupada por la confrontación no por la gestión pública de los funcionarios.
Montenegro y Berni hasta han delirado públicamente exhibiendo sus afectos mutuos. Ambos, hay que recordarlo, compartieron un ámbito similar cuando en CABA el actual intendente era ministro de Justicia y Seguridad y el funcionario provincial era ministro de Seguridad de la Nación. Es gente de averías, no ignoran nada de lo que está ocurriendo.
No deberían cometer estos excesos, pero conocen muy bien cuáles roles están jugando en la política local, provincial y nacional. No hay que descartar nada, en este caso hasta que la inseguridad tenga una base política. Es un campo más de disputa que se dirime en esferas que no dominan.
Jorge Elías Gómez
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