Por Virginia Ceratto
(especial para Mdphoy.com)
Escritora apadrinada por Juan Forn, que no es poco, actriz en tevé, cine y teatro, la talentosa Camila Sosa Villada, cuyos textos se venden en Argentina a mansalva y en el exterior, argumenta en Página/12 que es por ser travesti. Y no, Camila, los editores no son boludos. Camila, tenés el éxito que en el momento -y en momento injerto lo político- no tuvo la Petra, ¿y lo atribuís a tu condición de travesti? Los lectores somos imbéciles.
En reciente nota, la talentosa, súper talentosa Camila Sosa Villada, buena actriz, buena, extraordinaria escritora, atribuyó su éxito a su condición de travesti. Travesti, cito.
Lejos en mi caso de digitar por género y no sin apreciar las dificultades que para ella tuvo el mismo, no puedo, ni debo, dejar de enunciar que su prestigio tenía que llegar a donde está… en lo más alto. Hablando de escritura.
La conocí, no personalmente, luego de ver una entrevista por tevé que le hiciera en un ciclo Nino Ramella. Me cautivó. Compré y devoré sus libros. Aplausos. Luego advertí que la había visto en algunas series o novelas. No consumo mucha tele, pero la reconocí. Y todo perfecto.
Excelente escritora. Buena actriz. Mucho y merecido reconocimiento, en Argentina y allende los mares. Todo inmaculado.
Ahora, para quienes militamos, sin partidismos, pero con, no ya digo ideología, porque hasta eso está puesto en discordia, sino con hechos, la libertad de identidad sexual, y entonces, a partir de ahí, todo lo que se haga si está bien está bien y si está mal, está mal… ¿Qué es esa burrada de que le dieron bola por ser travesti? ¿Qué es eso que dijo de que por ser travesti los editores le dejan pasar cosas o la editan porque sí?
Juan Forn, a quien conocí, ¿era un exitista? No. Nino Ramella, que es amigo, ¿la recomendó porque era algo políticamente correcto? No.
Sra. Camila, conozco muchas travestis que han pasado por sus mismos dolores, y desgracias. Muchas apenas están cursando estudios, con la ayuda de quien suscribe. Algunas ya cursan en la Universidad. Y tienen talento. Y no tienen para llegar a fin de mes. Y tienen historias para contar, y tienen talento.
No solamente no tienen traducciones de sus voces, sino que ni se las escucha en rioplatense. O en cordobés, como sería en su caso. ¿Por ser travestis? Probablemente… sí. Pero no es su caso.
Usted llegó, y con razón y suerte, a un podio al que muchos no llegan, ni héteros, no no binarios, ni LTG… Llegó, merecido lo tiene.
Entonces, por favor, no explote su condición, porque creo que lo que está haciendo es explotarla, argumentando eso.
Muchos la leemos como escritora. Sabemos que es travesti, por sus dichos, por las entrevistas y la apreciamos como tal y sobre todo, como escritora. No como una travesti que escribe y entonces… pobrecita, le vamos a hacer el favor… que para eso releo, en mi caso, los mitos griegos y siempre aprendo algo nuevo.
No hace falta, no suma. Los editores no son idiotas. Usted es una excelente escritora. Usted es ejemplo. No se estigmatice, ya que superó el estigma. Por favor, contribuya a que otros logren, si cabe y amerita, a llegar al lugar que usted ocupa.
Como escritora, o sea colega, como crítica literaria… Usted es impecable.
Como actriz, porque también soy crítica de teatro y audiovisual, no está mal, pero no es… digamos. Está bien. Como otras.
¿Hacía falta este ninguneo a editores? ¿Hacía falta ese ninguneo a Forn? ¿Suma a la causa por la diversidad? No, no suma. Resta.
Recoja Camila los laureles que bien merecidos tiene. Recoja su figura como ejemplo motivacional para una comunidad que, en un gran porcentaje está más que apaleada y recuerde que muchas, en su condición de travestis, siguen pateando la calle y sus propias narices a pesar de que hacen lo imposible por salir del pozo, porque nadie las ha apadrinado.
Espero que Forn no esté dando patadas en su tumba.