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Vinculan a Fiorini y Carrancio en un pacto entre CFK y Milei

 

 

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En Casa de Mar, en Gascón e Yrigoyen, un periodista y un dirigente de CREAR JUNTOS, deshilachaban la dinámica política marplatense entre la falsa gestión del intendente Guillermo Montenegro, la performance de Avanza Libertad en la elección local legislativa de noviembre último (8%) y la proyección de Milei que hoy mide 20 % en la Provincia de Buenos Aires.

El análisis se produjo pocas horas después de la interna del PJ bonaerense en el distrito de General Pueyrredon, uno de los once distritos donde no hubo lista unidad y María Fernanda Raverta (60 %) se impuso a Manino Iriart (40 %).

En la mesa había un trascendido, sobre la necesidad de armar una lista para participar en la interna de las elecciones PASO, que decore el actual mandato del intendente y fortalezca la eventual candidatura del hombre del PRO en Juntos por el Cambio, si busca la reelección abiertamente.

“Lo único que lo desespera a Montenegro son las internas, una de sus habilidades es detectar sus propias debilidades, después de lo que le pasó con Gustavo Posse en San Isidro en 2015.”, fue una de las conclusiones en ese encuentro de mesa de café.

Y las pruebas al canto:

“un dato objetivo de la realidad. ¿Si me siento discriminado? Si, totalmente. Si un obrero del Conurbano paga 20 pesos el boleto y acá lo paga 60, tenemos un problema.

El radicalismo dice que va a tener candidatos radicales en los 135 distritos. Incluso en donde gobiernan intendentes del PRO. ¿Usted aceptaría una interna?

Bueno, yo soy producto de una PASO. ¿Pero tenemos que pensar en eso ahora? Tampoco me genera un problema porque no me cambia mi forma de seguir trabajando todos los días. Yo trabajo todos los días en tener un objetivo muy claro y entiendo que otros estén pensando en una PASO, en candidaturas. Pero yo no soy eso.

Pero la continuidad de su proyecto de ciudad depende en definitiva de la elección de año que viene. Y no digo la continuidad de Guillermo Montenegro, digo de su proyecto.

Pero hoy mi problema tiene que ver con los problemas que tiene mi ciudad. No quiero correr el eje. Vos podes pensar que te estoy eludiendo la pregunta”. (Decía Montenegro a La Política On Line)

 

No se equivoca Montenegro en la necesidad de buscar una lista sparring como la imagina, en las últimas semanas no son las mejores sensaciones las que rodean a Montenegro y su entorno, pues han comenzado a observar hostilidades y adversidades que inquietan si las mismas continúan y se profundizan.

 

Al respecto y en su columna En Línea Recta que publica Clarín el periodista Walter Schmidt bajo el título “El pacto (implícito) de Cristina con Milei, y la pelea por el voto de derecha” dice lo siguiente en uno de sus párrafos:

 

“En la oposición son varios los dirigentes que sospechan de algún puente entre el kirchnerismo y Milei, al menos en territorio bonaerense. Un peronista de JxC apunta a Lucas Fiorini, quien fuera senador bonaerense por Cambiemos y que abandonó la oposición. Fiorini lidera la fuerza Crear Juntos que tiene dos concejales en Mar del Plata, uno de ellos, Alejandro Carrancio.

Mientras Fiorini se pasó a las filas de La Cámpora marplatense que maneja la titular de Anses Fernanda Raverta, su socio Carrancio apareció sonriente en una foto junto a Milei. Más allá de posar junto a él, habría conversaciones para sumarse a Avanza Libertad.

“Es muy valiente lo que hace Javier Milei, porque es honesto. Si estuviese en CABA lo votaría a Milei, obviamente”, aseguraba Fiorini en la campaña electoral del año pasado. Lo más llamativo es que en la provincia vinculan a Crear Juntos con la vicegobernadora Verónica Magario. ¿Magario respalda a Milei?

 Mientras tanto en su columna argumenta Schmidt abundantemente:

Cristina Kirchner y su brazo político, La Cámpora, están en franca retirada del Gobierno –en cuanto al respaldo, no de los cargos– bajo el convencimiento de que la elección presidencial 2023 está perdida. Y en su estrategia de fugar hacia la provincia de Buenos Aires, vuelve a cruzarse con un inesperado aliado: Javier Milei. Existe entre el cristinismo o kirchnerismo duro y los libertarios un pacto tácito de no agresión y de alianza estratégica entre sus cúpulas.

Desde que Milei irrumpió en la elección legislativa de la Ciudad con el tercer lugar detrás de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos con un 17%, no ha parado de crecer y de desfilar por los canales de TV que, pese a sus reiterados berrinches, lo siguen invitando porque su histrionismo da rating. Papers que circulan en la Casa Rosada lo ubican con una imagen positiva superior a los 40 puntos.

En apariencia, Cristina y Milei están en las antípodas. ¿Pero es tan así?

El politólogo italiano Ferruccio Capelli sostiene que en el mundo actual conviven el populismo de izquierda y el populismo de derecha y que, más allá de su aparente confrontación, en realidad tienen rasgos comunes. Ambos plantean la lucha del pueblo contra la elite, donde construyen un enfrentamiento de un sector de la sociedad contra los empresarios o la propia clase política, según sea el populismo de izquierda o de derecha.

Ambos giran en torno a un líder absoluto, en el caso argentino, podrían ser Cristina y Milei. Y los dos promueven la invención de un enemigo; para el cristinismo, desde el relato pero no desde los hechos, son el empresariado, los medios, Estados Unidos, los porteños y las clases media y alta; para la derecha, la casta política, como la denomina el diputado y economista de Avanza Libertad.

Tanto el cristinismo como los libertarios capitalizan el fracaso de los partidos tradicionales como el peronismo y el radicalismo, a los que se suma el PRO, que si bien tiene pocos años buscó suplantar al PJ y la UCR pero el fracaso de Mauricio Macri que detonó su gestión con la implosión de la Economía, truncó ese objetivo.

Ideológicamente, están en los extremos. Supuestamente, el cristinismo odia a la derecha y a quienes no condenen el terrorismo de Estado y la última dictadura militar. De hecho, uno de los cánticos preferidos de La Cámpora y cualquier expresión ultra K es “Macri, basura, vos sos la dictadura”, cuando el ex mandatario no es de derecha ni ultra derecha, sino de centro derecha y nunca reivindicó el proceso militar.

Sin embargo, días atrás Milei señaló que “es una mentira” que haya 30 mil desaparecidos por la represión y que es “una cuestión de caja”. Y consideró que “hubo una guerra, sí. Que los abusos cometidos por el Estado son peores. Pero de ahí a decir que los terroristas eran jóvenes idealistas y que eran buena gente, hay un abismo”. Sin embargo, ni Cristina Kirchner, ni Máximo Kirchner o La Cámpora, ni el ministro del Interior Eduardo Wado de Pedro o el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla condenaron esas declaraciones. ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera dicho Macri, Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich? Llama la atención.

Tampoco lo hizo ningún dirigente alineado con la vicepresidente o el propio Roberto Baradel que reaccionó de inmediato cuando se insinuó la extensión de una hora diaria de clases, cuando el viernes Milei habló de cerrar el Ministerio de Educación si llegaba a la presidencia.

Esa actitud del cristinismo es correspondida por el líder de Avanza Libertad con elogios hacia la vicepresidenta. “Yo estoy en las antípodas del pensamiento de Cristina, pero te va de frente. Te dice: ‘Te voy a comer el hígado’. Y cuando te lo dice ya está con las servilletas y los cubiertos. Eso me parece respetable”.

Cristina hasta utilizó ayer en un tuit el término “casta” que adoptó Milei, para criticar a la Corte Suprema.

Es raro ese tipo de opiniones sobre una referente política que hace un culto del rol del Estado, por parte de un dirigente político autodenominado liberal, que culminaba sus actos al grito de “zurdos hijos de puta” y que aborrece al Estado al calificarlo como “el enemigo”. “Para los libertarios, el Estado es el agresor supremo, es una organización criminal. Lo son todos los Estados y en todas partes, ya sean democráticos, dictatoriales o monárquicos”, afirma en su libro “Javier Milei: el camino del libertario”.

Más extraño aún es que del elogio a Cristina, salte a la agresión al jefe de gobierno porteño, en plena campaña electoral.“¿Sabes qué Larreta? Como el zurdo de mierda que sos, a un liberal no le podés ni lustrar los zapatos, sorete. Te puedo aplastar aún en silla de ruedas, a ver si lo entendés”, disparó.

 Esa funcionalidad entre el cristinismo y Milei tiene un principal damnificado: Juntos por el Cambio. Si bien distintos consultores sostienen que Milei le quita votos a todos, la principal dañada sería la oposición. Porque también podría tallar en la pelea por la gobernación. Y ahí está el negocio de Cristina. Si el libertario le quita votos a JxC, crecen sus chances de retener la provincia con una fórmula que encabece o secunde Martín Insaurralde, con el apoyo de los intendentes del conurbano bonaerense.

En la oposición son varios los dirigentes que sospechan de algún puente entre el kirchnerismo y Milei, al menos en territorio bonaerense. Un peronista de JxC apunta a Lucas Fiorini, quien fuera senador bonaerense por Cambiemos y que abandonó la oposición. Fiorini lidera la fuerza Crear Juntos que tiene dos concejales en Mar del Plata, uno de ellos, Alejandro Carrancio. Mientras Fiorini se pasó a las filas de La Cámpora marplatense que maneja la titular de Anses Fernanda Raverta, su socio Carrancio apareció sonriente en una foto junto a Milei. Más allá de posar junto a él, habría conversaciones para sumarse a Avanza Libertad.

 “Es muy valiente lo que hace Javier Milei, porque es honesto. Si estuviese en CABA lo votaría a Milei, obviamente”, aseguraba Fiorini en la campaña electoral del año pasado.Lo más llamativo es que en la provincia vinculan a Crear Juntos con la vicegobernadora Verónica Magario. ¿Magario respalda a Milei?

Juntos por el Cambio intenta poner en práctica distintas estrategias para captar el voto de derecha que no es homogéneo ni está alineado en bloque con Milei. Larreta ha endurecido su discurso. Bullrich cree que su perfil es el más parecido a Milei y por eso la gente –dice- le reclama que se junten. “Estamos tratando de envolver a Milei pero tenemos el problema que él le tira tanto al radicalismo como a Larreta, y eso tenemos que ir midiéndolo”, aseguran cerca de la presidenta del PRO.

Un sector del espacio promueve un mayor protagonismo a Ricardo López Murphy en la estrategia electoral. Según un trabajo de la consultora Fixer, López Murphy al momento de incorporarse al frente de JxC para competir en las elecciones legislativas tenía un 20% de imagen positiva y con su rol de diputado nacional y protagonista en las discusiones económicas, hoy se ubica en 40 puntos. “Ricardo debería ir como precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires en las PASO del año que viene, para bloquear que Milei se quedé con ese voto”, planteó un dirigente del PRO bonaerense.

En la Casa Rosada es leído el crítico informe del catalán Antoni Gutiérrez-Rubí sobre el futuro del kirchnerismo. Además afirmar que es imposible sostener un candidato a presidente con una imagen negativa de más del 50% como las que tienen Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, hace hincapié en un texto titulado La fatiga de la democracia erosionada. Allí Rubí afirma que “el cansancio, la desidia, el desengaño, junto a la incertidumbre y la inconsistencia de un futuro ‘seguro’, contribuyen al aumento de la desconfianza hacia políticos e instituciones por parte de la ciudadanía”. Por lo cual, para el asesor de Alberto y Cristina “es clave reivindicar una política, donde la moderación se pueda situar como un valor en alza”.

Pero el populismo de izquierda que encarna Cristina dentro del Gobierno, y de derecha que corporiza Milei, tienen otros planes. Más cercanos a profundizar la grieta que a superar la división en la sociedad”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cristina Kirchner y su brazo político, La Cámpora, están en franca retirada del Gobierno –en cuanto al respaldo, no de los cargos– bajo el convencimiento de que la elección presidencial 2023 está perdida. Y en su estrategia de fugar hacia la provincia de Buenos Aires, vuelve a cruzarse con un inesperado aliado: Javier Milei. Existe entre el cristinismo o kirchnerismo duro y los libertarios un pacto tácito de no agresión y de alianza estratégica entre sus cúpulas.

Desde que Milei irrumpió en la elección legislativa de la Ciudad con el tercer lugar detrás de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos con un 17%, no ha parado de crecer y de desfilar por los canales de TV que, pese a sus reiterados berrinches, lo siguen invitando porque su histrionismo da rating. Papers que circulan en la Casa Rosada lo ubican con una imagen positiva superior a los 40 puntos.

En apariencia, Cristina y Milei están en las antípodas. ¿Pero es tan así?

 

El politólogo italiano Ferruccio Capelli sostiene que en el mundo actual conviven el populismo de izquierda y el populismo de derecha y que, más allá de su aparente confrontación, en realidad tienen rasgos comunes. Ambos plantean la lucha del pueblo contra la elite, donde construyen un enfrentamiento de un sector de la sociedad contra los empresarios o la propia clase política, según sea el populismo de izquierda o de derecha. Ambos giran en torno a un líder absoluto, en el caso argentino, podrían ser Cristina y Milei. Y los dos promueven la invención de un enemigo; para el cristinismo, desde el relato pero no desde los hechos, son el empresariado, los medios, Estados Unidos, los porteños y las clases media y alta; para la derecha, la casta política, como la denomina el diputado y economista de Avanza Libertad.

Tanto el cristinismo como los libertarios capitalizan el fracaso de los partidos tradicionales como el peronismo y el radicalismo, a los que se suma el PRO, que si bien tiene pocos años buscó suplantar al PJ y la UCR pero el fracaso de Mauricio Macri que detonó su gestión con la implosión de la Economía, truncó ese objetivo.

 

Ideológicamente, están en los extremos. Supuestamente, el cristinismo odia a la derecha y a quienes no condenen el terrorismo de Estado y la última dictadura militar. De hecho, uno de los cánticos preferidos de La Cámpora y cualquier expresión ultra K es “Macri, basura, vos sos la dictadura”, cuando el ex mandatario no es de derecha ni ultra derecha, sino de centro derecha y nunca reivindicó el proceso militar.

Sin embargo, días atrás Milei señaló que “es una mentira” que haya 30 mil desaparecidos por la represión y que es “una cuestión de caja”. Y consideró que “hubo una guerra, sí. Que los abusos cometidos por el Estado son peores. Pero de ahí a decir que los terroristas eran jóvenes idealistas y que eran buena gente, hay un abismo”. Sin embargo, ni Cristina Kirchner, ni Máximo Kirchner o La Cámpora, ni el ministro del Interior Eduardo Wado de Pedro o el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla condenaron esas declaraciones.

 

¿Qué hubiera pasado si lo hubiera dicho Macri, Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich? Llama la atención.

Tampoco lo hizo ningún dirigente alineado con la vicepresidente o el propio Roberto Baradel que reaccionó de inmediato cuando se insinuó la extensión de una hora diaria de clases, cuando el viernes Milei habló de cerrar el Ministerio de Educación si llegaba a la presidencia.

 

Esa actitud del cristinismo es correspondida por el líder de Avanza Libertad con elogios hacia la vicepresidenta. “Yo estoy en las antípodas del pensamiento de Cristina, pero te va de frente. Te dice: ‘Te voy a comer el hígado’. Y cuando te lo dice ya está con las servilletas y los cubiertos. Eso me parece respetable”.

 

Cristina hasta utilizó ayer en un tuit el término “casta” que adoptó Milei, para criticar a la Corte Suprema.

Es raro ese tipo de opiniones sobre una referente política que hace un culto del rol del Estado, por parte de un dirigente político autodenominado liberal, que culminaba sus actos al grito de “zurdos hijos de puta” y que aborrece al Estado al calificarlo como “el enemigo”. “Para los libertarios, el Estado es el agresor supremo, es una organización criminal. Lo son todos los Estados y en todas partes, ya sean democráticos, dictatoriales o monárquicos”, afirma en su libro “Javier Milei: el camino del libertario”.

 

Más extraño aún es que del elogio a Cristina, salte a la agresión al jefe de gobierno porteño, en plena campaña electoral.“¿Sabes qué, Larreta? Como el zurdo de mierda que sos, a un liberal no le podés ni lustrar los zapatos, sorete. Te puedo aplastar aún en silla de ruedas, a ver si lo entendés”, disparó.

 

Esa funcionalidad entre el cristinismo y Milei tiene un principal damnificado: Juntos por el Cambio. Si bien distintos consultores sostienen que Milei le quita votos a todos, la principal dañada sería la oposición. Porque también podría tallar en la pelea por la gobernación. Y ahí está el negocio de Cristina. Si el libertario le quita votos a JxC, crecen sus chances de retener la provincia con una fórmula que encabece o secunde Martín Insaurralde, con el apoyo de los intendentes del conurbano bonaerense.

 

En la oposición son varios los dirigentes que sospechan de algún puente entre el kirchnerismo y Milei, al menos en territorio bonaerense. Un peronista de JxC apunta a Lucas Fiorini, quien fuera senador bonaerense por Cambiemos y que abandonó la oposición. Fiorini lidera la fuerza Crear Juntos que tiene dos concejales en Mar del Plata, uno de ellos, Alejandro Carrancio. Mientras Fiorini se pasó a las filas de La Cámpora marplatense que maneja la titular de Anses Fernanda Raverta, su socio Carrancio apareció sonriente en una foto junto a Milei. Más allá de posar junto a él, habría conversaciones para sumarse a Avanza Libertad.

 

“Es muy valiente lo que hace Javier Milei, porque es honesto. Si estuviese en CABA lo votaría a Milei, obviamente”, aseguraba Fiorini en la campaña electoral del año pasado.Lo más llamativo es que en la provincia vinculan a Crear Juntos con la vicegobernadora Verónica Magario. ¿Magario respalda a Milei?

 

Juntos por el Cambio intenta poner en práctica distintas estrategias para captar el voto de derecha que no es homogéneo ni está alineado en bloque con Milei. Larreta ha endurecido su discurso. Bullrich cree que su perfil es el más parecido a Milei y por eso la gente –dice- le reclama que se junten. “Estamos tratando de envolver a Milei pero tenemos el problema que él le tira tanto al radicalismo como a Larreta, y eso tenemos que ir midiéndolo”, aseguran cerca de la presidenta del PRO.

Un sector del espacio promueve un mayor protagonismo a Ricardo López Murphy en la estrategia electoral. Según un trabajo de la consultora Fixer, López Murphy al momento de incorporarse al frente de JxC para competir en las elecciones legislativas tenía un 20% de imagen positiva y con su rol de diputado nacional y protagonista en las discusiones económicas, hoy se ubica en 40 puntos. “Ricardo debería ir como precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires en las PASO del año que viene, para bloquear que Milei se quedé con ese voto”, planteó un dirigente del PRO bonaerense.

 

En la Casa Rosada es leído el crítico informe del catalán Antoni Gutiérrez-Rubí sobre el futuro del kirchnerismo. Además afirmar que es imposible sostener un candidato a presidente con una imagen negativa de más del 50% como las que tienen Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, hace hincapié en un texto titulado La fatiga de la democracia erosionada. Allí Rubí afirma que “el cansancio, la desidia, el desengaño, junto a la incertidumbre y la inconsistencia de un futuro ‘seguro’, contribuyen al aumento de la desconfianza hacia políticos e instituciones por parte de la ciudadanía”. Por lo cual, para el asesor de Alberto y Cristina “es clave reivindicar una política, donde la moderación se pueda situar como un valor en alza”.

Pero el populismo de izquierda que encarna Cristina dentro del Gobierno, y de derecha que corporiza Milei, tienen otros planes. Más cercanos a profundizar la grieta que a superar la división en la sociedad.

 

 

 

 

 

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