La probable adhesión de Finlandia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) duplicaría la actual frontera que existe entre sus países miembro y Rusia y aumentaría aún más la influencia de Occidente en la política de seguridad europea, todas consecuencias paradójicas para el Kremlin, que lanzó la invasión a Ucrania con el objetivo declarado de que la ampliación de la alianza militar no llegue hasta la puerta de su territorio.
Rusia posee en el presente zonas limítrofes con cinco miembros de la OTAN (Estonia, Letonia, Lituania, Noruega y Polonia), pero con ninguno tiene una extensión tan grande como los 1.300 kilómetros que comparte con Finlandia, escenario geopolítico que llevó al país nórdico a mantener una política de neutralidad y no intervencionismo con su vecino, incluso durante la Guerra Fría.
Esa postura histórica podría romperse como consecuencia de la guerra en Ucrania: la primera ministra finlandesa Sanna Marin indicó el miércoles pasado que decidirá “en unas semanas” si presentará la candidatura para sumarse a la alianza militar, algo que con mayor reticencia también planteó Suecia y que llevó al Kremlin a amenazar con reforzar su contingente militar cerca de Escandinavia, incluyendo movilizar armas nucleares al mar Báltico.
“Las cosas se están moviendo rápidamente, aunque esto no es solo un resultado de lo ocurrido en las últimas semanas, ya que la OTAN ha estado presionando intensamente tanto a Finlandia como a Suecia para que se unan al menos desde 2014-2015″, planteó a Télam Greg Simons, investigador del Instituto de Estudios Rusos y Euroasiáticos de la Universidad de Uppsala en Suecia.
La guerra revivió el debate y llevó a que gane adhesión la decisión de sumarse a la alianza militar, en mirada del analista por “una manipulación de la opinión pública para aceptar esta opción como una inevitabilidad basada en la noción de que la agresión rusa no se detiene en Ucrania”.
“Dada la experiencia histórica de Finlandia, el miedo y la desconfianza hacia Rusia, a pesar de su papel en la Guerra Fría, hace que preparar y movilizar un sentimiento público basado en las emociones no sea una tarea difícil. En este sentido, la guerra entre Rusia-Ucrania se ha utilizado como un momento icónico para poner en marcha algo que no estuvo en la agenda pública de forma abierta”, indicó.
En ese sentido y sin expresar abiertamente su preferencia, la premier Marin destacó las ventajas de ser miembro de la alianza militar, y no solo un socio, como lo es actualmente Finlandia, al referirse al artículo que establece que un ataque a un país es una agresión a todas las naciones que forman parte de la organización.
“No hay otra forma de tener garantías de seguridad que en el marco de la defensa conjunta y la disuasión, tal y como garantiza el artículo 5”, aseguró la dirigente socialdemócrata, cuyo partido era históricamente contrario a sumarse.