La letalidad medida del coronavirus, es decir, la cantidad de personas fallecidas sobre casos notificados, pasó de ser cercana al 3% en 2020 a 0,3% en 2022 en Argentina. La razón de este dato afortunado es la inmunidad adquirida, tanto natural, por haber tenido la enfermedad, como por las vacunas.
El especialista Martín Hojman, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), indicó que el descenso en la letalidad se debe a “la eficacia de las vacunas”, como ocurrió con la llegada de la variante ómicron, y de la “inmunidad natural, que se va adquiriendo por los contagios previos”.
El ejemplo más evidente durante las distintas olas que se vivieron en el país fue como, con la llegada de ómicron, a fines de 2021 y e inicios de 2022 la cantidad de fallecidos respecto a la cantidad de infectados fue menor que en la primera y la segunda ola. Esto ocurrió por el gran porcentaje de personas vacunadas con dos dosis que si bien se contagiaron el virus no desarrollaron cuadros graves.
Según datos del Ministerio de Salud, en 2020 la letalidad fue de aproximadamente el 2,8. Al diferenciar por franja etaria se encontraba que era un 0,6% en menores de 60 y un 15,9% en personas de 60 años y más, el promedio de edad fue de 72 años.
Hacia 2021, la letalidad general pasó a ser aproximadamente 1,7%, pero como consecuencia de las vacunas que se aplicaron en principio a las personas mayores, la brecha entre el porcentaje de fallecidos de menos de 60 y de más de 60 se redujo: la letalidad fue de 0,5% en menores de 60 y del 10% en personas de 60 años y más; también descendió a 68 años el promedio de edad.
Durante 2022 el porcentaje de vacunación alcanzó en forma proporcional a casi todas las edades (al menos en mayores de 18 años).
Esto llevó a una letalidad de solo el 0,3% aproximadamente, en tanto que volvió a incrementarse la brecha: entre los menores de 60 la letalidad es de 0,04% y en las personas mayores alcanza el 2,1% y el promedio de edad de los fallecidos ascendió a 75 años. (DIB) ACR