A un paso del cierre de 2021, la situación de los trabajadores de Garbarino no cede en dramatismo. Las 4.000 familias ligadas a la compañía suman más de un semestre de sueldos impagos de forma completa y entre los empleados predomina la idea de que el destino de la cadena no se resolverá en el corto plazo.
Mientras tanto, continúan los intentos de la empresa por abrochar un retiro voluntario que el plantel laboral observa prácticamente como una falta de respeto.
A fines del mes pasado, y bajo el título “Asunto, plan de retiro voluntario Garbarino”, la firma envió una propuesta con cláusulas que prometen iniciar el pago de indemnizaciones recién a partir de enero del año próximo y en 24 cuotas consecutivas.
Es decir, de aceptar una oferta así, los empleados deberían pasar dos meses sin percibir ningún ingreso y, además, resignarse a terminar de cobrar el monto total correspondiente en enero del 2024. Por supuesto que el grueso de los trabajadores rechazó una salida de esas características.
Mientras tanto, el retail ya cesó sus operaciones de comercialización en todo el país. Y apenas sobrevive un puñado mínimo de sucursales que atienden algunas consultas en el interior de la Argentina.
“No quedan locales haciendo ventas, la cadena no opera más de esa forma. Hay sucursales que levantan la persiana en San Juan, Chaco, Salta y Paraná, pero nada más. No están comercializando productos”, dijo a iProfesional un representante de los empleados de la firma.
En los últimos días trascendieron distintos registros de camiones retirando electrodomésticos y otros artículos de los locales cerrados en Merlo y Monte Grande. En tanto, en sucursales en barrios porteños como Belgrano hasta se constató ventas con rebajas de parte del stock disponible.
El punto comercial de Concordia, Entre Ríos, también bajó definitivamente las persianas, mientras que el local de San Nicolás, provincia de Buenos Aires, no solo dejó de operar: el inmueble ya no cuenta con servicio de electricidad y el retail acumula meses de deuda en concepto de alquiler. En Posadas, Misiones, gran parte del plantel de empleados de la cadena resultó contratado por una casa local de electrodomésticos.
En ciudades bonaerenses como Olavarría, los centros de empleados de comercio salieron a respaldar a los trabajadores ante la intención de Garbarino de abonar las indemnizaciones en infinidad de cuotas.
“No es legal ni representa los montos que corresponden a las indemnizaciones por despido. Este tipo de acciones, además de traer incertidumbre al personal, no poseen el aval ni el acuerdo de ningún sindicato de comercio ni de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios, que representa los intereses de todos los trabajadores de comercio del país”, afirmaron desde esa entidad.
Consultados respecto del diálogo con la cúpula de la compañía, los representantes de los empleados interpelados expresaron ante iProfesional que “(Carlos) Rosales fue matando la cadena de a poquito”, además de señalar que el empresario “está fugado, no aparece por ningún lado, y tenemos dudas de que hoy esté en la Argentina”.
“Rosales directamente dejó de dar la cara. Quien se hace cargo de algunas de las conversaciones es Mariana Casares, la vicepresidente de la compañía. Quien, por otro lado, en lugar de buscar una salida que beneficie a todos no ha hecho más que espantar a los potenciales inversores”, afirmaron las fuentes.
Garbarino acumula un pasivo que supera los 15.000 millones de pesos. El derrumbe financiero y comercial del retail no afecta solo a la empresa tradicional, sino que también se extiende a otras firmas del grupo como Compumundo, Garbarino Viajes y la ensambladora de celulares en Tierra del Fuego.
Fuente: iProfesional