Cruel en el cartel…

La noche estaba oscura en el centro marplatense y de repente algo nos iluminó: era Gustavo Pulti desde el cartel de campaña ubicado en Córdoba y Rivadavia, en la fachada de un reconocido supermercado de la ciudad. Pulti, el ex intendente, que ahora se postula como diputado nacional por la fuerza que comanda Florencio Randazzo.

No habría nada novedoso en eso, es un aviso publicitario más de campaña (de hecho, acto seguido aparece Guillermo Montenegro en el mismo letrero), si no fuera porque recordamos cómo el mismo Pulti lanzó durante su mandato una cruzada contra todo tipo de publicidad estática, especialmente la lumínica, despojando a la parte comercial de la ciudad de su encanto y su colorido.

Un letrero luminoso como ese en el que aparece el mismo Pulti, si no se hubiera modificado el Código de Publicidad, estaría prohibido hoy por la misma ordenanza motorizada por Pulti hace unos años. Ordenanza que fue defendida a capa y espada, señalando los problemas de la contaminación visual, y elucubrando un discurso dudoso si pensamos en cómo ha permitido todo tipo de afrentas contra el patrimonio de parte de Florencio Aldrey Iglesias.

No podríamos decir que a la ordenanza la defendieron de forma encendida, porque nada estaba encendido en tiempos de Pulti: ni los letreros publicitarios ni la propia gestión.

En el contexto de la política actual parece una contradicción menor. Incluso si la constatamos con el mismo pensamiento de Pulti, que durante ocho años disfrutó las mieles presupuestarias del kirchnerismo, incluso yendo como candidato “testimonial”, y hoy se lo escucha crítico contra el Gobierno nacional apañado por las alas cortas del randazzismo.