¿Quién la mandó la torta a Fabiola?

 

“Feliz cumple. Fabi te amo”, decía la caja de bombones que Fabiola Yáñez, la primera dama, recibió para su cumpleaños del año pasado, la tan mentada “clandestina” que organizaron en Olivos en medio de las medidas restrictivas aplicadas desde el Ejecutivo nacional para contener la propagación del coronavirus. Restrictivas para todos, menos para ellos.

En las primeras horas posteriores al escándalo surgido con la publicación de las imágenes de ese festejo, funcionarios cercanos al presidente Alberto Fernández ensayaron una defensa que sonó más a excusa, señalando que fue Fabiola la que organizó el cumpleaños y que al jefe de estado no le quedó otra que acatar. De hecho la media sonrisa de compromiso que ensaya el Presidente en las fotos da cuenta de que o los amigos de Fabiola son un embole o el bizcochuelo estaba seco.

La cara de Alberto es solo superada por el rostro descolocado de Dylan, el perro presidencial que pasaba por ahí y mira con rostro desafiante: “No saquen fotos, no sean giles”.

El “lo organizó Fabiola” no solo fue sostenido por buena parte de la plana mayor del Ejecutivo, sino que lo reforzó Alberto en su primera salida pública después el escándalo. Y como no alcanzó, porque le llovieron las acusaciones de machista, misógino y otras ausencias de sororidades (raro para el Presidente que terminó con el patriarcado), tuvo otra intervención pública en la que dijo más o menos lo mismo, pero gritando y agitando el dedito. Que para eso uno estudia en la Universidá, para ser confuso y carejear a medio mundo.

A todo esto, Fabiola ni noticias. Más que sacar panza en algunas fotos para levantar sospechas, no ha dicho nada por estas horas.

Lo que nos lleva de vuelta al “Feliz cumple. Fabi te amo”. Vamos a ser claros, no la vamos a andar enjuiciando por comprarse una caja de bombones de doce lucas, a todos nos gusta el chocolate (¿ustedes vieron lo que sale un Havanna?). Ahora bien, que se haga poner ese saludo en la caja ya es un exceso de egolatría.

Al final de todo esto, la culpa la va a terminar teniendo Dylan. Es más, yo ya le iría controlando sus movimientos de cuenta bancaria. ¿Dónde está el periodismo de investigación cuando se lo precisa?

Al final Alberto siempre tiene problemas con los perros, si no es Dylan es Horacio Verbitsky.