Mientras la situación sanitaria relacionada con el Covid-19 no cesa en la ciudad, y aunque parezca un poco contradictorio, ya se está analizando en qué condiciones podrá desarrollarse la próxima temporada de verano. ¿Cuáles serán los cuidados que habrá que tener y de qué manera se podrá lograr una llegada de turistas con el menor riesgo sanitario posible? En ese contexto, los teatros y los espacios culturales ya están trabajando con la expectativa de tener que convivir con las medidas de distanciamiento social.
Hace varias semanas fue Carlos Rottemberg, el dueño de la mayoría de las salas teatrales del circuito comercial de la ciudad, el que dijo que lo que sucederá en la primavera determinará el verano que tendremos. Está claro que una obra no se “pone” los días previos al debut, si no que requiere de varias jornadas, semanas y meses de ensayos. Por eso que los espectáculos que tengan la posibilidad de presentarse en la ciudad -en el caso que haya temporada- deberían tener certezas ya en el próximo mes para comenzar a prepararse.
Propuestas hay. Por ejemplo se conoció el proyecto del actor y productor “Nito” Artaza para montar un auto-teatro en el playón de estacionamiento del balneario de UTHGRA en Punta Mogotes: los espectadores llegarían en sus autos y disfrutarían de espectáculos teatrales sin salir del vehículo ni tener contacto con otros espectadores. Artaza confió que tiene definido un espectáculo central y después varios otros alternativos, y anticipó que la capacidad del auto-teatro es movible y se define de acuerdo a cada propuesta artística.
Sin embargo no dio más detalles, al igual que lo han hecho otros productores que sugieren tener una programación armada, pero que hasta que no haya certezas no harán ninguna mención.
Como se sabe, el ambiente de la cultura será el último en ponerse en movimiento. Pero si se está pensando en que haya temporada de verano, sería inimaginable pensar el pack turístico de Mar del Plata sin teatros. De hecho el protocolo, que representantes del sector estuvieron desarrollando conjuntamente con la Asociación de Trabajadores de Teatro de la Región Atlántica (ATTRA), ya fue aprobado por la Municipalidad.
Otros destinos que pelean la actividad teatral con Mar del Plata son Capital Federal y Villa Carlos Paz, que han desarrollado también sus protocolos y se lo han presentado a las autoridades respectivas. Una de las opciones que permite el protocolo porteño es el de la transmisión de espectáculos por la vía del streaming, algo que parece ser una posibilidad para pocos: los dueños de los teatros aseguran que la inversión que hay que hacer es muy grande y que no reditúa lo suficiente. De hecho, remarcan que luego de un aluvión de propuestas online durante los primeros días de cuarentena, la participación del público fue mermando en esas transmisiones.
Los cordobeses de Villa Carlos Paz están en una situación parecida a la de Mar del Plata, entre la necesidad de mover el turismo para mejorar la situación económica de los comerciantes, pero a la vez con la obligación de contener la situación sanitaria. La presión de destinos que tienen a la temporada como el principal ingreso de dinero del año es difícil de contener. En cuanto a la actividad teatral, el productor Pablo Sittoni (del Teatro del Lago), señaló al medio “Chaco día por día” que dentro de un teatro “no hay posibilidad de contagio, porque la gente no habla entre sí, porque se puede sentar con distanciamiento y podría ingresar con barbijo incluso. El problema es controlar la gente que ingrese a la provincia, ahí se debe endurecer el protocolo”.
En Mar del Plata los teatristas y referentes de espacios culturales trabajan sobre los protocolos, pero también son conscientes de que todo dependerá cómo esté la situación en el momento en que la posible temporada comience. Marcelo Marán, director del Teatro Auditórium, explicó a Mdphoy que la situación “sigue siendo compleja, estamos pensando en programas que se aplicarán según sean las condiciones y que se podrán llevar adelante en su totalidad o en parte según sea la realidad sanitaria que nos toque vivir”.
En el mismo sentido se expresaron desde el Museo MAR, donde están en comunicación permanente con la Subsecretaría de Políticas Culturales y el Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica bonaerenses. “Estamos determinando los protocolos sanitarios y sociales, y que una vez que se habilite la apertura permita a los visitantes acceder con tranquilidad a los espacios del museo, teniendo también como referencia los estándares internacionales aplicados en las principales salas europeas que ya abrieron sus puertas”, explicaron.
Consultados por este medio, Claudia Balinotti y Mariano Tiribelli de El Galpón de las Artes destacaron que se aprovechó este momento para acondicionar la sala a los requerimientos sanitarios: “La seguridad y la atención cuidada de los espectadores siempre fue central en nuestra propuesta. A partir de la pandemia planificamos encarar algunas refacciones de orden sanitario, con la esperanza de comenzar y retomar los ensayos en cuanto se pueda”.
Como la actividad que arrastraban de 2019 quedó trunca desde marzo pasado, aseguraron que si la temporada se puede desarrollar adecuadamente habrá varios estrenos en El Galpón de las Artes.
En cuanto a los protocolos, Balinotti y Tiribelli detallaron que fue “un arduo trabajo colectivo entre talleristas, teatristas, salas y espacios teatrales que permite, acorde con todas las medidas sanitarias correspondientes, arrancar de a poco con la actividad. Es un tiempo histórico que nos moviliza más que nunca desde la ética del cuidado, a cada uno y a todos”.
Claro que la gran pregunta es si una temporada con medidas de distanciamiento social resulta redituable para un espacio teatral. “Sin duda para el sector independiente será difícil, nuestras salas ya de por sí son pequeñas, y respetar el distanciamiento implicará que algunas salas quizás solo tengan aforo para diez personas”, confiaron desde El Galpón.
Por su parte, Marán manifestó que si por un lado no se resignan a no tener una temporada teatral, por el otro entienden que en caso de habilitarse la actividad y no contar con la vacuna “se deberán aplicar las medidas necesarias para evitar todo tipo de contagio, no solo del público sino de nuestros trabajadores. El distanciamiento en la sala es una alternativa, pero también estamos evaluando otras posibilidades tanto espaciales como de formatos de programación”.
En el mismo sentido se manifestaron desde el Museo MAR: “Todo va a depender de las estadísticas y progresión de la enfermedad, teniendo como prioridad el cuidado de la salud de la comunidad y los trabajadores. En el caso que se permita, el Museo reúne las condiciones edilicias y de infraestructura para aperturas parciales adecuadas a los protocolos que se determinen”.
“Poner en funcionamiento el espacio implica inversión en cada producción, que los grupos siempre están dispuestos a realizar -indicaron Balinotti y Tiribelli-. Seguro llevará un tiempo salir a flote. Estamos muy conscientes que las economías se afectaron para todos, también para los vecinos, para los espectadores. Pero nuestro lazo comunitario es muy fuerte y todo este tiempo hubo mucha solidaridad”.
Como quedó demostrado todo este tiempo en que se desató la pandemia, la producción online fue la vía de comunicación principal que mantuvieron artistas y públicos. Claro está, el tema es primero tener la herramienta tecnológica para hacerlo y luego ver si es redituable. Tanto desde El Galpón de las Artes como desde el Museo MAR ya cuentan con experiencia en la producción de eventos a través de redes sociales.
“Esta coyuntura llevó al Museo a reinventarse y a desarrollar una dinámica mucho más elocuente de su presencia en las diferentes plataformas. Se tomó como punto de partida el programa #MarAdentro #QuedateEnCasa con una grilla de acciones que parte desde las artes visuales transversal a otras expresiones artísticas. Esta presencia casi diaria de contenidos originales y producción propia incrementó notablemente el flujo de nuevos seguidores, visitas y alcances en forma exponencial”, indicaron desde el MAR.
Aunque la duda sigue siendo cuánto de la experiencia original se mantiene. Para Marán la transmisión por streaming es una “posibilidad que siempre está vigente, y es una salida sobre todo para los artistas” pero a los efectos de la actividad “sigue siendo un placebo hasta que la presencialidad nos permita volver disfrutar de la convivencia entre público e intérprete, volver a emocionarnos frente a la vida sobre un escenario”.