Resulta curioso que circunstancias como las que todavía (y no sabemos por cuanto tiempo más) estamos viviendo, nos hagan retroceder en el tiempo a tantos años atrás, cuando esas vivencias habían quedado apiladas en ese arcón maravilloso que es nuestra computadora natural, ese cerebro con enorme memoria selectiva.
Me voy a referir, específicamente, a un hecho acontecido en los EE. UU. De América, más precisamente en su costa este, cuando un desperfecto inédito (algunos lo han atribuído a la presencia de OVNIS) provocó un apagón de grandes proporciones que dejó sin energía eléctrica a alrededor de 35 millones de habitantes. Fue un 9 de noviembre de 1965 y se prolongó por alrededor de 15 horas, con los consabidos inconvenientes que estas contingencias pueden deparar (subtes sin funcionar, semáforos apagados, gente atrapada en los ascensores y un sinnúmero de anécdotas que, con el tiempo se fueron desgranando en una famosa película que protagonizó Doris Day….”QUÉ HACÍAS TÚ CUANDO SE FUE LA LUZ?”. En élla, con una visión plena de comicidad, se producen enredos de toda índole, pero el colofón de esto es absolutamente real, A LOS NUEVE MESES DE DICHO APAGÓN SE PRODUJO EL MAYOR NÚMERO EXPONENCIAL DE NACIMIENTOS EN LA HISTORIA DE ESA MEGALÓPOLIS.
Quiero dejar en claro que mi vida transcurría por aquel tiempo en Buenos aires y cursando el 4to. Año de la facultad. Ahora surge mi interrogante hacia algo que he vivido 55 años atrás. ¿Qué sucederá dentro de otros 55 años con nuestra humanidad, siendo que represento a una generación en retirada?. No me queda otra alternativa que apelar al futurismo.
Respecto de nuestra querida patria y pensando en la cuarentena obligatoria, que no todos acatan, creo que en determinados estratos sociales de la población, la situación podrá mantenerse sin demasiadas modificaciones (siempre hablando de eventuales embarazos), tal el caso de clase media o media alta. Ahora cuesta hacer la comparación en los sectores más bajos de nuestra franja poblacional ya que, estando o no en cuarentena, tienen un altísimo índice de natalidad producto de un muy escaso nivel educativo y del guiño desproporcionado que le han otorgado los gobiernos populistas de tantos años.
En Europa, la educación y el tratar de mantener un nivel económico adecuado, los induce a mantener una natalidad controlada.
Falta saber como se habrán de comportar los habitantes de China, quienes tienen una tasa de natalidad con exigencias. Habrá que ver en años subsiguientes, si las parejas chinas “hicieron bien los deberes” ordenados por el Primer Ministro de turno.
Intenté darle a esta breve nota un tono coloquial y hasta humorístico, pero siempre me aflora el desdén que me ha dejado el populismo a través de 75 años.
Alberto E. Valente