Y dice: “Querés venir, o querés que voy / verdad que me da igual / La calle está infernal / mi corazón de pie se para si te ve / Sabés de mí, yo no sé quién soy / decís ‘buen día, alcanzame un vaso’ / La sed y esta canción se apagarán”. Es Corazón de pie, una de las canciones de Flopa, solista y mujer que agrega una estrella más en el panteón de las canciones sensibles, bonitas, hermosas.
Vamos rápido a lo administrativo: este sábado a las 21 en El galpón de las artes (Jujuy 2755) se presentará Flopa en el sentido amplio de la palabra: una artista súper independiente que hasta el momento tiene los discos Dulce fuerte grave y Emoción homicida, y que por estas tierras no es conocida. Bien vendría pegarse una vuelta.
El show será en el formato que mejor le sienta a Florencia Lestani (sí, Flopa): el acústico. Sola sobre el escenario, brindará un ramillete de canciones de sus dos discos solista, y de Flopa Manza Minimal, el cual fue elegido por la revista Rolling Stones en una lista de los mejores 20 discos de la década.
Hasta este presente, Flopa integró varias bandas. Eso le sirvió para contactarse con otros artistas como Rodrigo Guerra de la Pequeña Orquesta Reincidentes, Ariel Minimal, Mariano Esaín, Fernando Kabusacki, Gabo Ferro, entre otros. Estos nombres, todos, no son una coincidencia del destino, sino que muestran, a su forma, una corriente musical que ha ido ganando espacio en el rock nacional.
Precisamente, tras el rock barrial de los 90, crítico de cierta forma del capitalismo menemista, se pasó a una etapa sónica en la que el lustre del sonido era lo fundamental: un estilo canchero y, un poco, disociado de la realidad. Pero la vuelta de las estéticas quiso que el formato canción tomara una fuerza inusitada, aunque ya con ciertos tics sonoros propios de todo lo que pasó en estos 20 años: la electrónica dejó su huella.
Obviamente los nombres citados no encajan todos dentro de los mismos parámetros. Pero un poco corridos, son la armada musical que hoy es el presente, aunque cierta independencia también les impide ser masivos. O, a lo mejor, no lo quieren: “no hago música por el negocio ni vivo de la música. Es el único lugar que encuentro donde no hago concesiones que en el resto de la vida no me puedo permitir”, dijo Flopa alguna vez al diario Crítica.
Lo mejor, como siempre, es escuchar a los artistas. Las canciones de Flopa están ahí, para ser escuchadas. Aseguramos que el viaje será sumamente placentero. Ramilletes de canciones, dijimos. Precisamente, son flores, dulcemente recogidas.