Las imágenes muestran cómo la beba se acerca al perro que estaba recostado sobre la alfombra, lo mira de cerca y le da un beso sobre su hocico. Luego, le da dos besos más y el perro se levanta.
Hasta ese momento, parece una escena cotidiana, donde la mascota se siente molesta y se va a buscar otro lugar donde descansar.
Pero sucede todo lo contrario, el perro se acerca, se vuelve a recostar y pone sus patas sobre las piernas de la nena. Después, para sorpresa de todos, comienza a lamerle la cara. Los besos del perro llenan de alegría a la nena que no para de reírse y disfrutar el momento de conexión con su mascota.