Carolito no es un perro cualquiera: es un sobreviviente. Hace unos años fue usado como “pelota de fútbol” por unos chicos que después de tantas patadas terminaron partiéndole la columna. Esto le provocó una discapacidad y actualmente necesita de un carrito que sujeta sus patas traseras para poder desplazarse.
En el día del animal vale recordar que su dolorosa historia sirvió para inspirar el proyecto “Me cuido cuidando”, que hoy transforma la vida de cientos de otros perros; pero, también, la de muchos niños que viven en Cuartel V, uno de los barrios más pobres del partido de Moreno. Esta iniciativa compartida por El Campito Refugio (una organización dedicada a rescatar y recuperar a perros que necesitan un hogar) y la Asociación Civil El Arca (que promueve la inclusión social de chicos en situación de vulnerabilidad), busca educar a niños de 6 a 12 años sobre la responsabilidad y el respeto por los animales.
A través del contacto con los perros, los chicos no solo aprenden a cuidarlos sino que logran mejorar su autoestima y sensibilizarse para no replicar el maltrato que muchas veces padecen o del que son testigos en un barrio donde la violencia y el abandono son moneda corriente.
“Es muy fuerte ese tipo de experiencias de maltrato. Enojan mucho”, confiesa Sergio Moragues, director de El Campito, refiriéndose a Carolito, a quien ayudó a rehabilitarse. Rodeado de un galgo, un salchicha y un par de cachorros callejeros, cuenta que, frente a esta situación, decidió salir de la bronca y de la resignación para poner manos a la obra.
Con este fin, un sábado por mes, organiza campañas de desparasitación y de vacunación en un predio de Moreno. Allí los protagonistas son los chicos. Ellos se encargan de asistir a los más de 100 perros de todo tamaño, raza y color que llegan acompañados por sus dueños, muchas veces enfermos, heridos o maltratados. Hay quienes traen hasta cuatro o cinco animales y, en poco tiempo, el lugar se llena de ladridos y mascotas que corren de un lado al otro.
Los niños y adolescentes realizan variadas tareas: desde concientizar y convocar a los vecinos para que traigan a sus animales y aplicarles las pipetas antipulgas hasta colaborar con los veterinarios voluntarios que brindan asistencia primaria a los perros, logrando que los chicos aprendan, aporten soluciones y se diviertan.
Entre ellos se encuentra Aylén González, de 10 años, que llegó paseando a su perro Chocolate, al que define como cariñoso y juguetón. Mientras se calza los guantes de látex para comenzar con los quehaceres caninos, revela: “Es muy triste que maltraten a los perros. Hay que cuidarlos para que no mueran. Mi perro llegó lleno de sarna y yo ayudé a que se curara. Acá aprendemos muchas cosas”.
Aylén y los más de 40 chicos que participan de este proyecto forman parte de El Arca, que trabaja en el barrio Cuartel V, donde el 80% de las familias asistidas vive en situación de indigencia.
“Lo que buscamos es que los chicos puedan sanar las situaciones de violencia que ellos mismos sufren puertas adentro. Este es un barrio que tiene muchas carencias, donde hay situaciones de violencia familiar, de género y barrial. Por eso, queremos que a través del juego vivan otra realidad”, explica Moragues.
La pasión que él siente por los animales arrancó desde muy pequeño cuando a los ocho años comenzó a llevar a su casa perros lastimados para adoptarlos. Este amor y compromiso es el mismo que transmite a los niños, guiado por una convicción: “los animales tienen la capacidad de sanar a las personas”.
En este sentido, expresa: “El proyecto ayuda a que los chicos fortalezcan su autoestima y generen distintas habilidades como, por ejemplo, la empatía. Además, apuntamos a que tomen conciencia de que ningún ser merece ser maltratado. Esto es fundamental para que ellos puedan, de alguna forma, salir del círculo de violencia y dejar de naturalizar algunas situaciones.”
Dice que cuando empezó el programa, los niños y jóvenes que participaban estaban “muy escépticos”, como si no creyeran en sí mismos: “Ahora empiezan a creer -no en un mundo mejor- sino en que ellos son mejores y en que así van a transformar la realidad”.
Además de los veterinarios que se ofrecen para colaborar con el proyecto y hacer un seguimiento de las mascotas, también hay algunas empresas que donan sus productos de cuidado canino como pipetas antipulgas o antiparasitarios. A su vez, el Centro de Zoonosis de la Municipalidad de Moreno aporta su equipo de profesionales en cada encuentro.
Que los chicos “levanten la mirada y tengan un horizonte mejor” es la principal motivación de Sergio: “Lo que más disfruto es que los dos ganan: chicos y perros se transforman, los dos mejoran. En el barrio vamos a tener animales más cuidados y, fundamentalmente, niños cuidando y creyendo en ellos mismos. Pienso que eso es un arma poderosa de cambio.”
Cómo colaborar
Actualmente necesitan vacunas y productos para las campañas de desparasitación y de vacunación con el fin de llegar a más perros.
Si sos veterinario podés sumarte a las actividades que realizan una vez por mes.
Contacto: www.facebook.com/elcampitorefugio/