Cada vez que escribo algo es bajo mi total y absoluta responsabilidad, pero es tan manifiesta la desinteligencia que existe entre los argentinos (aún con los que creemos tener coincidencias) que interpreté como oportuno aclarar que el comentario es a título personal. Hago esta salvedad porque ayer transcribí un comunicado de la Armada Argentina y recibí comentarios como si estuviese hostilizando a sus desdichados familiares. Respeto el dolor y la desventura de todos ellos, excepto del abogado Tagliapetra quien ya se ha transformado, angustia aparte, en un medrador de esa tragedia.
Desde muy niño el 14 de abril resultó para mí una fecha patria más, en la cual se celebraba la unión y confraternidad de los pueblos americanos (desde Alaska al Cabo de Hornos). Mis jóvenes años, a través del mensaje de mis maestros, canalizaban el anhelo de una América cohesionada y en paz. Los postulados de la O.E.A., claro está redactados por seres humanos, eran una muestra cabal de entendimiento entre esos pueblos.
Hoy, muchos años han pasado, veo con tristeza como se fue desnaturalizando el proyecto inicial. Los dirigentes de esas entidades hoy solo son mercaderes de proyectos que sirvan a sus intereses sectoriales y, por qué no decirlo, personales. La O.E.A., la U.N.A.S.U.R., el MERCOSUR, el PACTO ANDINO y alguno más que no viene a mi memoria, resultan ser cáscaras vacías que dan albergue transitorio a quienes viven a expensas de sus pueblos.
La impronta que le ha dado cada gobierno a sus representantes, está dada por el mestizaje político de sus dirigentes. El fin principal es ir a cobrar suculentas dietas e improvisar una sarta de discursos vacíos de contenido, para luego sentirse como si fuesen los salvadores de sus tierras.
La Doctrina Monroe (América para los Americanos), hoy está suplantada por ideologías extrañas a nuestro sueño americano; las izquierdas importadas que fueron aglutinadas en el Foro de Sao Paulo, se han encargado de inculcar en las mentes carentes de educación adecuada, doctrinas totalmente ajenas a la libertad y sana convivencia.
Para finalizar, me hago eco de un tema de Jaime Dávalos y Eduardo Falú (no estoy de acuerdo con toda su letra pero sí con esta frase)……”EL DIA QUE LOS PUEBLOS SEAN LIBRES, LA POLÍTICA SERÁ UNA CANCION”.
Alberto E. Valente