El 24 de marzo de 1976 no fue un día más en la historia argentina. En esa fecha las Fuerzas Armadas de nuestro país usurparon el gobierno, instalando la dictadura más sangrienta conocida hasta entonces, contando para ello con la adhesión de diversos grupos de la sociedad (sectores con gran poder económico, grupos conservadores y algunos medios de comunicación afines) que entendían que una dictadura era necesaria para organizar el país.
Ese día, la televisión argentina sólo emitió los comunicados de la Junta Militar que había derrocado al gobierno constitucional de María Estela Martínez y el partido de fútbol que la Selección Argentina, como parte de la preparación para el Mundial de 1978, jugó contra el seleccionado polaco en Chorzow, a 13 mil kilómetros de Buenos Aires.
En 1978, en el marco de la gigantesca campaña propagandística oficial con vistas a concretar lo que el entonces Presidente de la FIFA Joao Havelange definió mejor que nadie, cuando afirmó que a través del Mundial 78 “el mundo puede ver la verdadera imagen de la Argentina”, lo cual en realidad ocultaba la intención de la dictadura de tapar la macabra obra de muertes y desapariciones desplegada a lo largo y ancho del país, pasó algo impensado.
Exactamente el 24 de marzo de 1978, en coincidencia con el segundo aniversario del golpe militar, sucedió un hecho que hoy, a 40 años, estamos obligados a recordar. Ese día, cuatro de los detenidos en el centro clandestino denominado “Mansión Seré”, de Castelar, en Morón, a pesar de los estrictos controles y vigilancia a que estaban sometidos los prisioneros alojados en la casona, lograron fugarse, descolgándose desnudos y esposados desde una ventana del primer piso, bajo una lluvia torrencial. Ellos eran el ex arquero del Club Almagro, Claudio Tamburrini; Daniel Rusomano, Guillermo Fernández y Carlos García Muñoz.
Así que sos el arquero de Almagro? Entonces atajate ésta”, le decía el torturador a Tamburrini, mientas lo pateaba en la boca del estómago. Claudio, el torturado, era futbolista de Almagro en 1977, cuando fue secuestrado por una patota de la dictadura militar. Y es uno de los sobrevivientes del centro clandestino de detención Mansión Seré, cerrado luego de esa cinematográfica fuga. El advenimiento de la democracia volvió a situar a Claudio en la Mansión Seré, aquella vez como colaborador del fiscal Julio César Strassera, al declarar en 1984 en el histórico Juicio a las Juntas. Luego relató la experiencia de su cautiverio en el libro “Pase Libre”, que inspiró la película “Crónica de una fuga”, protagonizada por Rodrigo De La Serna y Pablo Echarri y dirigida por Adrián Caetano, en 2006.
“Me pregunto, a veces, hasta donde me llevará el envión de lo vivido esos 120 días de cautiverio”, comentó en una entrevista Tamburrini, el arquero que estudiaba Filosofía en la UBA cuando fue chupado por un “grupo de tareas” de su casa de Ciudadela y trasladado a Mansión Seré, hoy filósofo e investigador de la Universidad de Estocolmo.
Es importante recordar que en el fútbol, en tiempos del Mundial 78 hubo héroes, que resistieron y dieron ejemplos, muchos anónimos, pero otros muy famosos, como Jorge Carrascosa, el verdadero Gran Capitán, que renunció al equipo argentino, para no convalidar lo que sucedía en nuestro país. O el caso del extraordinario jugador alemán Paul Breitner que, siendo titular indiscutido en su selección, se negó a venir, constituyendo el único caso claro de rechazo de un futbolista a la dictadura argentina.
Vaya este breve relato como homenaje a los miles de muertos y desaparecidos, como consecuencia de la sangrienta dictadura cívico – militar, que aún exigen MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA. NO A LAS DETENCIONES DOMICILIARIAS DE ETCHECOLATZ, ASTIZ Y DEMARCHI. NUNCA MÁS.
Mario Rodríguez
Concejal y Presidente del Comité “Angel Roig”
Unión Cívica Radical de General Pueyrredon
(Mar del Plata – Batán)
La verdad, ya cansan con este tema de los desaparecidos, buena plata hicieron la organizaciones de derechosos humanoides!!