Quilmes se quedó con el primer round del superclásico ante Peñarol. Suspenso y victoria para los de Javier Bianchelli por 88-85. Si bien el Cervecero tuvo un poco más de pulso durante la mayor parte de la noche y hasta estuvo más fino que su rival en la recta final, Peñarol fue fabricando un intento de remontada muy peligroso en el último cuarto y le puso picante al juego. Quilmes igual aguantó, se quedó con el primer cruce del repechaje y el sábado volverán a verse las caras en el segundo asalto. Lo más destacado pasó por Eric Flor (23 puntos), Iván Basualdo (15 tantos y 7 rebotes) y un fantástico aporte desde la banca de Bruno Sansimoni (15 unidades).
Desde la conducción de un inspirado Gianella, Peñarol controló los primeros minutos del partido y eso le permitió sacar una leve ventaja contra Quilmes. El Cervecero combatió de la mano de Ferreyra y el trabajo debajo del aro de Ricky Sánchez, sin embargo no pudo revertir la situación independientemente de mantenerse al acecho. El cambio se vio incluso desde la segunda unidad, porque Peñarol fue más correcto con el ingreso de Zurschmitten y los triples (el propio Gianella antes y sobre el final con Guaita), y eso le permitió llevarse el primer capítulo por 23-16. Aceitado arranque del equipo de Leo.
Pero Quilmes cambió rápido y en el segundo cuarto elevó la vara. Los de Bianchelli defendieron en zona y le quitaron el tiro exterior a Peñarol, complicando a un rival que no pudo descifrar cómo vulnerar ese planteo. El Milrayitas se secó casi por completo, el tridente Ferreyra-Flor-Basabe le dio un envión más fuerte a los quilmeños y todo se dio vuelta en un par de minutos. Quilmes pasó a ganarlo por seis cuando confundió a Peñarol (30-24), para luego complementar su trío con los aportes de Sansimoni y Cantón. Peñarol venía apagado, pero con algunos tiros lejanos de Alloatti, Guaita y Diez se mantuvo al acecho, dentro de un parcial que en calidad de juego bajó bastante pero de todas formas siguió atractivo por lo parejo que ambos se mostraron.
Tras irse al descanso 39-35 arriba, Quilmes salió un poco más inspirado en el reinicio de las acciones y lo hizo notar. Al liderazgo de Flor y Ferreyra se sumó un muy buen trabajo de Basualdo, labor de rol siempre tan determinante pero ahora también con puntos. El buen ingreso de Zurschmitten reavivó a unos Milrayitas demasiado perdidos por momentos, porque el joven cordobés le dio frescura, bajó las pérdidas del equipo y eso defensivamente reubicó a los de Gutiérrez. Quilmes tuvo algunos problemas, primero con Ferreyra (más controlado y sacado de juego con la marca de Zurschmitten) y luego cuando Flor se retiró a descansar (entró Basabe, pero no tan fino como en la primera mitad), sin embargo el ingreso de Sansimoni le hizo muy bien al Cervecero en el final. Soportando, recuperándose a tiempo ante la arremetida milrayitas, Quilmes entró al último cuarto 62-51 arriba.
Y así se ingresó a un último cuarto emocionante, porque mientras Quilmes se apoyaba en un dueto decisivo como Sansimoni (excelente noche, parte de la revolución de los suyos) y Flor, Peñarol tuvo a un inspiradísimo Gianella y fue encontrando espacios, con Pettigrew teniendo buenos pasajes. Pero el promedio seguía siendo muy alto para un Peñarol no acostumbrado a jugar con un goleo proyectado a los 90 tantos (Quilmes le había anotado 73 a seis minutos del final), por lo que tenía que volver a las bases y ajustar defensivamente. Peñarol ajustó y se encontró un show de triples, porque al tremendo aporte de Gianella se sumó lo ya mencionado de Pettigrew y el reingreso de Zurschmitten, y todo eso le dio de comer para volver al partido decididamente.
Quilmes pasó a tener una mayor responsabilidad porque Peñarol se le puso a un doble (79-77) restando dos minutos y el juego entró a jugarse de forma ajedrecística. Desde libres marrados, pasando por intentos desesperados de Peñarol para finalmente darlo vuelta con Cochran desde la línea, la pulseada se la terminó llevando un Quilmes que acertó con unos libres clave, con Ruiz y sobre todo Basualdo para terminar de ganarlo. Fue 88-85 en un final emocionante y lleno de suspenso, con el Cervecero adueñándose del primer asalto y en el arranque de una serie apasionante entre marplatenses.