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Verguenza: Ostramar les descontó la comida de la última marea a los marineros del Repunte

La empresa armadora Ostramar, propiedad de Luis Caputo, descontó a los marineros del Repunte los gastos de la comida en la liquidación final de las últimas mareas que realizaron antes del naufragio.

Así se desprende del recibo de sueldo que recibió Daniela Pala, mujer de Sebastián Cabanchik, uno de los tripulantes desaparecidos tras el hundimiento del pesquero de 32 metros, ocurrida el 17 de junio, a 80 millas de las costas de Rawson. En el ítem “Descuento Comida”, bajo el Código 210, figura una retención por $ 17.454 pesos.

Quien también refirió que a su esposo le habían descontado la comida fue Silvia de la Hoz, esposa de Marcelo Islas y lo mismo hizo Roxana, la madre de seis de los siete hijos que dejó huérfanos el cocinero Ricardo Homs, cuyo cuerpo fue recuperado por la Prefectura horas después de ocurrido el hundimiento.

Ostramar les descontó la comida a los marineros pero no a los oficiales. El capitán Gustavo Sánchez, el jefe de máquinas, Horacio Airala y su segundo, Silvano Cóppola, tuvieron descuentos en otros ítems pero no en la comida.

Este medio se comunicó con Lorena, el nexo entre la empresa armadora y las familias de los tripulantes fallecidos y desaparecidos. “No estoy autorizada a brindar ningún tipo de información. Comunicate con la empresa”, dijo ante la consulta de REVISTA PUERTO. En Ostramar nadie brindó mayores precisiones.

Luis Caputo recibe la protección de las autoridades pesqueras que siguen justificando la inactividad de sus barcos –el último fue el Cabo Tres Puntas este mismo mes de agosto–, y aunque sea “parcialmente” continúa usufructuando un bien de todos los argentinos sin estar en condiciones de generar riqueza y trabajo, dos factores esenciales por los que recibió la CITC.

El armador al que le sobrarían los motivos para ponerse colorado de la vergüenza, sea por el estado calamitoso en que mantiene sus barcos desde hace casi un lustro, sea por las necesidades y emergencias laborales a las que somete a los tripulantes de su flota, no tiene reparo alguno en descontar la comida a trabajadores que dejaron la vida en el mar a bordo del Repunte.

“Seba se quejaba porque casi no tenían tiempo para comer… Era una sola comida a la noche porque trabajaban todo el día… y vos mirás las cifras que le descontaron y parece que comían en un restaurante, dijo Daniela, la esposa de Cabanchik con el recibo en la mano, donde el ítem “comida” figura con un descuento de más de 17 mil pesos.

La viuda de Homs reconoció que en el recibo la pesquera le descontó una cifra similar aunque cuando fue a plantear sus dudas, le dijeron que había sido un error y solo le descontaron 5 mil pesos.

Silvia de la Hoz es la esposa del marinero Marcelo Islas. Por la marea concluida el 11 de junio y la inconclusa que terminó en el naufragio, en Ostramar al tripulante le descontaron post mortem la friolera de $ 16.512 pesos. “Nos parece un abuso y una burla”, refirió Silvia.

El descuento se aplicó a los marineros y no a oficiales porque el convenio de capitanes y conductores navales contempla un monto diario por comida. En la última acta que SIMAPE firmó con las Cámara de Armadores y luego ratificó CAIPA, uno de los artículos establece que “cuando la distribución de los gastos de comida sobre los valores vigentes del convenio 585/10, a partir del 1 de marzo de 2017 arroje un valor negativo, el mismo no será descontado al tripulante.”

Caputo puede tener ocupaciones más urgentes que resolver y quizás no se detuvo a leer la letra chica del Acta Acuerdo. Pero cabe preguntarse dónde están los representantes sindicales del SIMAPE para hacer valer lo firmado y para reclamar lo que a simple vista luce como un robo más al bolsillo de los marineros.

Ahora que Gerpe los ha desafectado del monitoreo de las obras de mejoras en la flota de Caputo, que han pasado dos meses del naufragio, parece ya no hay tiempo para ocuparse de defender los intereses de un grupo de viudas de afiliados que han perdido lo más querido y son saqueadas por un empresario voraz y sin escrúpulos.

Revista Puerto

Roberto Garrone

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