Monseñor Antonio Marino, presidió esta tarde la misa central de la festividad de San Cayetano en el santuario dedicado al patrono del pan y del trabajo, ubicado en Moreno 6776 de Mar del Plata. Fue la última celebración estando a cargo de la diócesis local, ahora como administrador diocesano y obispo emérito de la diócesis. Lo acompañaron el presbítero Juan Pablo Cayrol, párroco del santuario y otros sacerdotes que se unieron a la celebración central. “El sábado 19 de agosto despediremos a monseñor Marino en la Catedral a las 16, ojalá todos podamos acompañar y dar gracias por todos estos años de servicio al frente de la diócesis”, expresó Cayrol.
Luego de la realización de la procesión por las calles, que comenzó como estaba previsto, a las 15; se celebró la eucaristía en el altar montado como es tradicional, frente a la plaza. Una gran multitud de fieles se acercaron a esta actividad que es la central del día, pero a toda hora del día.
“El amor de Cristo hacia nosotros dio fruto en muchos hombres y mujeres de todos los tiempos a lo largo de los siglos de la Iglesia. Hubo cristianos ejemplares que se decidieron a vivir según las enseñanzas del Evangelio de Jesús, guardando la Ley divina, resumida en el amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”, inició diciendo en la homilía monseñor Marino.
“San Cayetano fue uno de estos cristianos ejemplares. Su lema preferido era una frase de Jesús: ´Busquen primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura´. Esta es una enseñanza básica del Evangelio. Tenemos un Padre que cuida de nosotros. Lo cual no significa que tengamos que permanecer pasivos ante nuestros problemas y necesidades. Debemos seguir buscando soluciones, debemos colaborar con la Providencia de Dios. Pero debemos hacerlo con una certeza de que siempre Él nos escucha y sabe qué es lo que más nos conviene. La gente sencilla hace la experiencia de esto”, manifestó Marino.
Al concluir, expresó que “contemplo esta muchedumbre que todos los años se congrega en torno a este santuario tan querido. Presido esta misa, y es la séptima vez que lo hago en esta fiesta, hoy al término de mi gobierno pastoral en esta diócesis, pongo en la patena, las intenciones de cada uno de ustedes, las esperanzas. Hice el año pasado la visita pastoral de una semana, a esta parroquia, junto con el padre Juan Pablo, visitando instituciones, dialogando con los grupos apostólicos y recogiendo siempre tanta esperanza, tantas expectativas, anhelos, dificultades. Con todo esto me voy, con el corazón lleno de agradecimiento; los llevo presentes en mi intención en esta misa y en el corazón, donde guardaré siempre a esta diócesis”.
Al finalizar la misa, monseñor Marino bendijo las espigas y las manos de todos los que trabajan. Y concluyó el padre Juan Pablo Cayrol, “monseñor ha sido para nosotros un privilegio tenerlo como pastor en cada fiesta de San Cayetano, y en la visita pastoral. Estamos muy contentos y a la vez como toda despedida duele un poco. Gracias monseñor Antonio por la riqueza de su presencia, por su compañía, usted ha vivido San Cayetano con diluvio, con muchísimo sol, le ha tocado de todo, pero siempre ha estado y ha querido hacer la procesión. Se lo agradecemos muchísimo. Les recordamos a todos que la despedida se la vamos a hacer el sábado 19 de agosto en la Catedral a las 16 horas y estamos todos invitados”.