“Cuando viajo, mi brújula es el tatuaje, su búsqueda me hace recorrer el mundo, es el que me guía hacia pueblos y me acerca a la gente, a su cultura. Allí donde me lleve, la piel es un método tradicional de comunicación crudo y sincero que el hombre ha desarrollado y que aún ahora practica de un modo similar al de sus orígenes”.
Las palabras que ilustran el párrafo anterior pertenecen a Joana Catot, una mujer tatuadora y que además tiene su cuerpo tatuado. Hay un detalle: no esconde un hipocampo en la nuca, sino que su cuerpo es un verdadero mapa dibujado de diversas formas. A la distancia se observa lo que es, una forma de definirse.
Catot, residente en Barcelona, estará en la ciudad hoy y mañana para brindar una serie de charlas bajo el título Orígenes y actualidad del tatuaje. Será en el museo Casa Bruzzone (Marie Curie 6193), ambas jornadas desde las 21:30. Como lo hacen en el mundo, elabora conferencias en las que aborda el tema de la libertad y la expresión.
Pero más allá de que algunos digan que se trata de una “mujer dibujada”, Catot es una artista. Se la define como varias cosas: diseñadora gráfica, tatuadora, profesora, conferencista, viajera. Habitualmente colaborar con Casa de Asia y con las Xarxa de Biblioteques de Barcelona.
Artista es todo el que puede explicarse de manera conceptual. Por eso, la artista concluy su speach: “del tatuaje he hecho mi vida. Siempre pendiente de lo que él emana: dolor, deseo, transformación, sangre, vida, sacrificio…. ‘No hay nada tan profundo como la piel’, dice Paul Valery. Pero ¿cuál es realmente la profundidad de la piel? Nadie me daba una respuesta. Por eso viajo”.