Arroyo se complicó en la luna de miel y la proyección no lo favorece

El fuego amigo lo agota y es más efectivo que la oposición. El principal rival es su propia gestión, destartalada además por la herencia recibida. Pero no es el fruto de todos los males. Ya cumplidos los 100 días de la luna de miel, transitamos marzo conviviendo con las penurias.

Si ya ha perdido tres funcionarios de alto rango en el escalafón, hay indicios de que otros tres por lo menos, ya tienen sus papeles ordenados esperando el recambio. La intensidad del combate con el multimedios, merece como mínimo un análisis de oportunidad y recursos, que nadie parece haber previsto.

Esa disputa es muy tribunera, tentadora y paga bien, en términos de populismo electoral, pero consume excesiva energía, la cual a su vez no abunda y tal vez sea digna de una mejor causa, que tenga que ver directamente con los vecinos. Esto no significa rehuir una confrontación, aunque el ámbito y la logística parezcan acompañar.

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La pelea del kirchnerismo con Clarín insumió casi un mandato de CFK, otro orden de disputa entre el poder político y un medio de comunicación que fija agenda y actuó claramente como fuerte factor de oposición, en algún momento tomando banderas que partidos políticos organizados no podían imponer. Pero el kirchnerismo no pudo reducir al matutino, su radio, su señal de noticias de cable, su canal de aire y fracasó en la aplicación de la Ley de Medios. No resultó gratis para el entonces oficialismo no poder doblegar ese otro factor de poder.

Por su parte el multimedios La Capital, fue el primer gran derrotado del fatigado 2015, electoralmente hablando. Perdió el 9 de agosto, el 25 de octubre y el 22 de noviembre. Daniel Scioli fue su candidato, discrecionalmente y violando los aspectos más esenciales los medios de Aldrey Iglesias, no sólo le dieron aire, sino que aplicaron restricciones y censuras al resto de los candidatos. La UCR insólitamente, en un acto de cobardía política, pagó espacios de publicidad para hacer proselitismo de campaña, tan desconocido como inusual en los medios locales, por lo menos desde 1983 a la fecha.

Macri, María Eugenia y Arroyo, más diputados provinciales, apabullaron a Daniel Scioli, Aníbal Fernández y Gustavo Pulti, fueron barridos por los votos. Macri y María Eugenia, fueron fugaces visitas de campaña, prácticamente no aparecieron por la ciudad. Mientras que el irresponsable Daniel Scioli fijó en el Hermitage y en toda la costa marplatense, su presencia color naranja, hasta el agobio y la obscenidad. Ese despilfarro de recursos y dineros públicos fue advertido por el ciudadano, que castigó una y otra vez  al candidato oficialista.

La derrota de Scioli, dejó como señal inequívoca que el imperio periodístico que vende Aldrey Iglesias es inexistente, a la hora de garantizar resultados, ni presidente ni gobernador ni intendente. El hartazgo de la gente superó esa manía torpe de manejar la voluntad de las personas en el cuarto oscuro. Aldrey es un estafador nato del Estado, hasta induce con la influencia del diario La Prensa, que increíblemente goza de publicidad oficial. Estos desatinos que nadie parece saber ni entender, están avivando las cenizas.

En un movimiento propio de improvisación y amateurismo, el gobierno municipal se entabló en un toma y daca con diarios, radios y señales de cable de escaso registro, que evidencia con sus prácticas y alusiones, un atraso que ya se confunde con arcaico, anacrónico que exhibe evidencias de vaciamiento. Su candidato Daniel Scioli ha sido condenado y sentenciado, política y socialmente. No tiene cabida en ninguno de los peronismos que intentan reinventarse. Los K lo hundieron en la campaña, para Sergio Massa es un lastre, para la franja de Diego Bossio es un piantavotos y para los gobernadores ya tampoco es un par. Hundido y esta vez sin la lancha.

Así hay que medir a Aldrey Iglesias y sus protegidos, por lo menos quienes creen que el voto soberano es la expresión de los pueblos. No ha habido mayor condena para la cadena del multimedios que la derrota de su candidato excluyente. La gente en las urnas habló contra la terminal nueva, contra el paseo Aldrey, contra el Provincial, contra los casinos truchos etc. La Capital llegó a publicar suplementos dominicales de 24 páginas, color, avisos políticos, ocupando páginas impares, página central y contratapa, en una alevosa demostración de poder económico volcado a una candidatura.

Pero recibió el mayor escrache público y masivo del que se tenga memoria y fue con el arma de la democracia: el voto popular. Vergonzoso papel, apabullados y sin excusas, porque la campaña de CAMBIEMOS en Mar del Plata fue la peor del país, sin lugar a dudas, porque además existió un avasallamiento y ametrallamiento mediático sobre todos sus candidatos, en especial contra el candidato Carlos Fernando Arroyo.

Esto no es un análisis del 26 de octubre, sino que se trata de poner en contexto para qué sirve hacer leña del árbol caído. Julio Razzona se plantó y le avisaron que donde manda capitán no manda marinero. Un tal Guzmán se puso de sombrero una camioneta oficial y luego mintió a destajo y Giri coronó sus ambiciones con un estrellato en las páginas policiales de todo el país.

¿Qué tiene que ver La Capital con todos estos hechos? Nada. A no ser que gocen de la autoflagelación en el gobierno, en cada uno de los casos, se provee de abundante materia prima al periodismo, que hasta no debe esforzarse para buscar escándalos. Sólo se tiene que sentar y esperar, luego es consabido que la artillería actúa en consecuencia. No se puede alegar su propia torpeza.

El multimedios La Capital es como Daniel Scioli, ya fueron. Pero la gestión gubernamental es delicada, digna de un tratamiento más prolijo, no se debe agotar en expresiones de deseos, en mensajes de campaña, porque la sociedad se volvió impiadosa con sus demandas, con toda razón por supuesto, tras el estrago de una década que el relato la tituló como ganada. Algo que eriza la piel, cuando se acceden a los datos de la herencia K.

Jorge Elías Gómez

jgomez@mdphoy.com