Carta de Lectores

¿A quién le importa la inseguridad?

marcha-inseguridadQue la inseguridad pública en que vive y se desarrolla la sociedad argentina es una cuestión que se ha constituido desde hace bastantes años en uno de los principales motivos de preocupación de esa misma sociedad, ubicándola en algunos estudios en el primerísimo lugar no es una sentencia que sorprenda a nadie, todos y cada uno de los ciudadanos especialmente de las provincias más pobladas y entre ellas en la ubicación de triste privilegio el distrito bonaerense, por el descuido que las sucesivas políticas implementadas por los últimos gobiernos en ese ámbito han arrojado sin duda alguna resultados desastrosos, es una verdad que de forma alguna pueda disimularse.

Lo que sí resulta sorprende, al menos a quienes creemos entender un poco del tema por haber transcurrido nuestras vidas en una sucesión de formación, capacitación y desempeño en la ardua tarea de pretender mantener la paz social cumpliendo con la función de policía por estos pagos, siempre y claro está conforme a las leyes y medidas que cada poder político de turno puso en vigencia considerando que resultarían una verdadera panacea que por fin traería tranquilidad a los sufridos ciudadanos, eso sí, sin enmendar errores aunque se pusieran en evidencia, empecinados como siempre ocurre en la posibilidad de que haciendo lo mismo que ya ha fracasado podría obtenerse un resultado diferente, es la falta de preocupación VERDADERAMENTE SINCERA de los distintos sectores que conforman nuestra sociedad, desde las autoridades de turno, pasando por las representaciones de las distintas corrientes políticas y finalizando en toda entidad no gubernamental que proponga preocuparse en ideas y señalar equívocos en algo de tan caro interés para cualquier ciudadano, como lo es la seguridad pública.

Más sorprendente aún ha sido la actitud que en general los legisladores, especialmente en la provincia de Buenos Aires, representantes del pueblo de este distrito y por lo tanto también de los trabajadores policiales, que aunque a muchos les cueste creer tienen el carácter aunque sea figurativo de ciudadanos igual a los demás de acuerdo a la Constitución Nacional pese a que se le sigan negando en pleno siglo XXI algunos de ellos, para ponerse los pantalones largos, dejar los discursos de circunstancias, ajustarse la faja y proponer soluciones de fondo y no de tribuna, presentar proyectos de reforma al Código de Procedimiento Penal, herramienta sin cuya adecuación a los tiempos hace estéril todo esfuerzo policial para combatir la delincuencia. A nadie parece llamarle la atención que nuestros legisladores no participen en debates o den conferencias de prensa, ni publiquen en sus páginas web inquietudes ni proyectos sobre tema tan arduo, tan actual y tan preocupante, limitándose a responder con evasivas y solamente cara de preocupación a alguna ocasional, aunque siempre escasa requisitoria periodística al respecto.

Desde APROPOBA hemos insistido en distintos tiempos y a través de variadas editoriales en que era necesario un debate profundo sobre las causales de fondo de la inseguridad pública, sobre los errores políticos, sobre el abandono del trabajador policial, que como no realiza protestas extorsivas amenazando privar a los inocentes ciudadanos del servicio al que se obliga el estado al que representa, debe esperar resignadamente que algún día ese gobierno y la sociedad entiendan que este trabajador también tiene derechos y necesita de un sueldo que le permita vivir decentemente sin cobros “en negro” ni supuestos beneficios de horas extras de destino incierto y distribución cuestionable.

En nuestra editorial LA DEGRADACIÓN EN LA SEGURIDAD PUBLICA del  28 de noviembre de 2006, que agregamos a continuación dejamos bien en claro como vemos los policías profesionales este problema y donde se cometían los errores, sin embargo poco o nada ha cambiado por supuesto y la inseguridad pública sigue en aumento.

Por suerte el necesario cambio de color político en los gobiernos de la Nación, como de la provincia de Buenos Aires nos hace pensar en que se aproximaban momentos de cambio que hace muchos años deberían haberse producido, aunque la incertidumbre sobre las medidas que el actual gobierno bonaerense estaría a punto de implementar no dejan de causar preocupación entre los trabajadores policiales, reformas no solamente ya hemos visto y surtidas, sino que también la ha sufrido el personal y la ciudadanía, porque a decir verdad todas y cada una contribuyeron a que la cosa fuera cada día peor, eso sí para topos, parejo. Esperemos que en esta oportunidad se realice un trabajo serio y profesional dejando de lado otros intereses que con cada mal paso se siguen beneficiando sin que el ciudadano logre la tan ansiada paz.

También hemos escrito sobre los males que potencialmente nos acarrearía a los bonaerenses la creación de policías municipales, tal como desde siempre lo ha impulsado el llamado partido renovador, que no lo debe ser tanto si el ex Gobernador FELIPE SOLA que tanto mal hizo a la institución policial y por ende a la seguridad pública es uno de sus principales referentes, el triste ejemplo de México debería servirnos aunque mas no sea de llamado de atención, más si tenemos en cuenta que ya dicho país ha prescindido de ese sistema.

¿Y quién le pone el cascabel al gato?

La vieja y conocida fábula sigue en su eterna vigencia y los hechos diarios no hacen otra cosa que recordárnosla cuando se aprontan soluciones que cualquiera puede ver, pueden resultar más que difícil de cumplir en el momento de los hechos.

Inmediatamente de anunciado el famoso PROTOCOLO PARA PIQUETES, los policías con experiencia y que hemos vivido esas desgraciadas situaciones donde verdaderos delincuentes que buscan a toda costa judicializar sus protestas cometiendo ilegalidades y atacando a las fuerzas del orden buscando la lógica y legal represión para su explotación mediática, pensamos en el MINUTO SEIS, es decir que se debería hacer una vez transcurridos los CINCO MINUTOS dados para la desocupación de la vía pública cortada, más teniendo en cuenta que se pone mucho cuidado en que no se debería en tal caso hacer uso de la fuerza. No se nos ha ocurrido solución alguna, los de siempre buscarán el enfrentamiento con insultos, provocaciones, pedradas y ataques de todo tipo a sufrir pacientemente por el trabajador policial que por mejor discurso que disponga jamás hará entrar en razones a quienes precisamente buscan el resultado contrario a una salida pacífica.

Salvo que el fiscal de turno y las autoridades políticas jurisdiccionales del máximo nivel se encuentren en el lugar del hecho y se responsabilicen de las medidas a implementar, vemos a nuestros camaradas que desgraciadamente deban enfrentar esos sucesos  afrontando un dudoso futuro en sus carreras, y hasta en su libertad, porque por sí o por no, seguramente se los hará responsables para calmar las fieras de los que defienden algunos derechos humanos y de la avidez mediática por todo lo que signifique atacar a trabajadores policiales por la simpatía que en general acarrea para una sociedad enferma que goza con ello aunque en momentos de zozobra recurra a su ayuda y la denominación “milico de m….”, cambie automáticamente por la “señor oficial”.

En nuestra editorial, que insertamos totalmente más abajo, ALERTA PARA EVITAR EL ENFRENTAMIENTO, del 4 de abril del 2002, hicimos el llamado del que hasta ahora nadie parece haber tomado nota, destacando en uno de sus principales párrafos extraído de una publicación periodística que reza textualmente: “Analistas reconocidos sobre seguridad nacional, ya se encuentran previendo que nuevamente quedará en manos tanto de la Policía Federal, como de las policías provinciales, especialmente de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, cuando llegado el momento, que ojalá no se presente nunca, resulte socialmente necesaria la represión legítima para buscar nuevamente el orden, “..la clave es la Policía Bonaerense, el día que se abstenga, ahí tiene el problema. Y están tolerando situaciones complicadas: les pagan el sueldo con bonos, matan a uno de ellos todas las semanas y nadie va a los entierros, pero no significa que haya síntomas de desaliento evidentes” (Respuesta de un especialista de seguridad del orden nacional, en diálogo con un periodista de “Ámbito Financiero”, edición del 6 de marzo del 2002”.

Nada parece haber cambiado, la Policía de la Provincia todavía sigue esperando que su gobierno les dé un mensaje, no para la tribuna, un mensaje para los policías, que ojala se produzca lo más pronto posible incluso antes de que se traten en la legislatura proyectos que podrían poner en riesgo su estabilidad laboral como ya ocurrido más de una vez en burla lisa y llana de los derechos consagrados por la Constitución Nacional y que para vergüenza de nuestra clase política de los partidos con representación parlamentaria en cada oportunidad votaron leyes contrarias a todo derecho, porque alguien debía pagar culpas por los errores cometidos y nada mejor que lo hicieran los policías que no pueden defenderse, más de SIETE MIL POLICÍAS, muchos de los cuales nunca llegarán a saber realmente el motivo de ese castigo en las últimas “purgas” de tipo stalinista, pagaron con sus carreras, el bienestar de su familia, su salud y hasta la vida los errores políticos de autoridades que no supieron o no quisieron solucionar el tema en sus raíces quizás porque las mismas se encontraban entrelazadas con las propias. La llamada LEY DE PRESCINDIBILIDAD del Duhalde, prorrogada por diez años por Felipe Sola, votada unánimemente por la Legislatura Bonaerense según creemos es la mayor vergüenza que este foro cargará en su historia institucional aunque salvo los policías, muchos se hagan los desentendidos para no recordarlo.

Nuevos vientos soplan en la política argentina y también en nuestra querida Provincia de Buenos Aires, la oportunidad de cortar por lo sano y emprender cualquier reforma que se pretende teniendo en cuenta muy especialmente y en primer lugar el principal componente de todo sistema de seguridad pública en cualquier parte del mundo, como lo es el componente humano, es una necesidad a solucionar en caso de que no se quiera incurrir en los mismos errores anteriores, la modificación de la ley de personal entre otras cosas anulando faltas que lisa y llanamente van en contrario a derechos constitucionales, la necesidad de ordenar y dar seriedad a los escalafones que regulan la carrera policial es otra de las cuestiones más que importantes porque la anarquía existente hasta ahora en ese aspecto, hace a que se produzcan muchísimas injusticias en el otorgamiento de ascensos, destinos, etc., confundiendo al trabajador que no ve reflejado en su esfuerzo el reconocimiento correspondiente y hace a lo incierto de la carrera policial cuando asciende personal dado de baja, con sanciones, que vive en el extranjero y hasta fallecidos, sueldos dignos, el “blanqueo” de retribuciones pagadas por fuera del sistema legal y que como los servicios adicionales y las Horas CoReS no contribuyen al sistema previsional de los policías, haciendo incierto también su futuro pasivo, el ordenamiento general de la carrera, la provisión de los recursos materiales y técnicos necesarios para el desempeño de la función, la reglamentación de las horas de trabajo, la capacitación real para la profesión policial, el control del destino de los aportes a nuestra Superintendencia de Servicios Sociales, del IOMA, el respeto a lo establecido en la Ley que regula el funcionamiento de nuestra Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones para que reciba y administre los millonarios recursos que todos los policías aportamos mes a mes, y que el cambio de sus autoridades se amplíe para que puedan participar todos los beneficiarios del sistema en el acto eleccionario y no como hasta ahora en que pese a la letra legal dichos nombramientos se han realizado “a dedo” o por la decisión de muy pocos y otras cuestiones realmente importantes para que una vez estabilizada la institución y superados los cuantiosos daños ocasionados hasta ahora, pueda construirse el edificio de la seguridad pública sobre bases sólidas y nunca sobre endebles teorías de escritorio.

Experiencia sobra y gente que pueda aportar mucho también, el momento es el oportuno porque la ciudadanía ya está harta de que se le mienta constantemente sin que pueda ver resultado positivo alguno, siempre y cuando, y en contrario de lo que señala el título de esta nota LA SEGURIDAD PUBLICA VERDADERAMENTE INTERESE A ALGUIEN.

Miguel Ángel Reynoso

Secretario General – APROPOBA

2 Comentarios

  1. La inseguridad se basa en una serie de factores que actúan al unísono, siendo los principales de ellos las leyes garantistas votadas por legisladores progres, la falta de lugar en las cárceles y la falta de cárceles, lo cual explica el festival de excarcelaciones que tanto daño hace a la ciudadanía honesta y trabajadora.
    Leyes más duras contra los delincuentes y construcción de nuevas cárceles serían una solución inicial.

  2. Sigue insistiendo con tener la Instrucción en manos del comisario. Si fuera así ¿Qué hubiera pasado con los “3” fugados? ¿O con el alzamiento policial en el que aún se investiga la participación policial liberando zonas o participando en los mismo? ¿Se el olvidó el caso conocido como “El loco de la ruta” en el cual las mujeres asesinadas lo eran por proxenetas y policías precisamente en Mar del Plata? Los que integran la institución policial no están por encima de la ley. Recuérdelo. Ya demasiado regalito tuvieron con la unificación del escalafón de oficiales y suboficiales (todos oficiales, sueldo de oficial)

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