Faltan apenas unas horas para que nuestro pueblo comience a “despertar” del adormilamiento que provocan nuestras tradicionales fiestas navideñas. Empieza para este nobel gobierno (que ya ha tenido que lidiar, y mucho, con la resistencia de la mayor delincuente que ha gobernado el país junto a su difunto marido y que sigue dando muestras acabadas de no cejar en el empeño de demoler, atrincherada en su bunker austral, las legítimas autoridades elegidas por la voluntad popular), la ardua tarea de refundar las bases de nuestra querida patria.
A partir de mañana vamos a ver a un gobierno nacional en su conjunto, totalmente abocado a la resolución parcial o total del desastre institucional que nos han dejado estos doce años de kirchnerismo.
Quien no se percata de la magnitud del problema, o padece una gran ceguera mental o es cómplice de estos delincuentes que han destrozado las instituciones en lo económico, político y social (con educación incluida) durante más de dos lustros.
Digo esto porque cada uno de nosotros debe convertirse en agente multiplicador de las decisiones del gobierno de Mauricio Macri. Pueden no gustarnos en la forma (no en el fondo) algunas de las medidas aplicadas, pero no debemos olvidar ni soslayar que estamos en una verdadera emergencia institucional. Todo el aparato estatal fue corrompido por la dirigencia anterior y esa misma corrupción se ha trasladado al ámbito privado en donde nadie quiere perder las prebendas “non sanctas” logradas.
Escuchamos a políticos de diferentes partidos, antes encolumnados tibiamente en contra del poder K y que ahora en 20 días, pretenden convertirse en jueces de esta emergencia y socavar con sus inoportunas declaraciones, el intento gubernamental de reversión de este pandemónium.
Vemos periodistas tradicionales y pseudoperiodistas que, como comunicadores de la realidad que vivimos dejan mucho que desear. Parecen no reparar en el daño que causan con sus opiniones desatinadas que mucho distan de ser ecuánimes, dado el cuadro de la situación que estamos cursando.
Dejo para lo último a los dirigentes sindicales, quienes con sus bolsillos bien repletos, sus cuentas bancarias a full y el manejo discrecional de las obras sociales y de sus cajas, inducen a sus bases a efectuar actos de protesta, cortes de ruta o paros cuando bien saben que “la vaca no da más leche”.
El tema da para mucho más pero apelemos a la conciencia y buena voluntad de nuestro pueblo que hace tan solo 45 días dio una muestra acabada de un civismo que parecía habérsenos ido de las manos.
Alberto Valente
excelente comentario,habria que desenmascarar a los pseudos periodistas agitadores de nuestra ciudad ,tan dañada durante años.-
Horacio: coincido con vos en cuanto a los pseudo periodistas marplatenses. Uno de ellos es el inefable Vito Amalfitano, ultra kirchnerista tendencioso que, con su dialéctica y escritura dirigida a un vasto sector de nuestra población, intenta levantar tormentas de gobernabilidad. Gracias por haberme leído.