Los acontecimientos terroristas acaecidos en París, nos muestran la cara más criminal del accionar de estas bandas que al voleo matan sin saber a quién, con el solo objetivo de sembrar el pánico entre sus habitantes.
Un hecho que no solo ha conmocionado a los franceses, – según podemos ver en la televisión – sino a toda la comunidad europea y gran parte de la internacional. La Francia de los intelectuales, la de los hombres de pensamiento, amantes de la libertad, hoy se ve víctima del terrorismo internacional, fundamentalistas fanáticos que utilizando a Dios para justificar sus atropellos y asesinatos, muestran su maldad, su desprecio por sus semejantes, con ejecuciones realmente repudiables.
El mundo acongojado repudia y guarda silencio por los atentados cometidos, en el futbol, en el tenis, en cuanta manifestación popular se hace presente la indignación, y no es para menos, estos fundamentalistas criminales que utilizan a Dios, como escudo para el ejercicio de una violencia sin límites; no reparan en nada, solo buscan la instauración de un califato musulmán como pretendieron concretar en el monte tucumano en la década de los setenta los llamados jóvenes idealistas contra un gobierno constitucional.
Pero todo ese horror que hoy podemos observar en los pueblos de Europa, la República Argentina ya los vivió, y como lo vivimos los comprendemos, y nos unimos a su dolor, a su angustia, a sus temores que comprenden a sus familias a sus niños a sus costumbres. Y lo decimos con cierto resto de amargura, hacia la comunidad internacional, porque cuando padecimos el accionar del terrorismo en la Argentina, fueron escasas las muestras de solidaridad que nos hicieron llegar.
Por eso, lo de París, es motivo suficiente y a la vez necesario para revivir los horrores que los argentinos vivimos en la década de los setenta con la presencia de las bandas terroristas que asolaron la Nación, entre otros el E R P, F A R, F A P, M T P, MONTONEROS, fueron el flagelo que tuvimos que soportar de parte de “estos jóvenes rebeldes e idealistas nacidos del Paris de Mayo de 1968. Que entre nosotros pretendían derrocar a un gobierno constitucional elegido por el 62.2 % del electorado nacional.
Instruidos y preparados militarmente en la CUBA de Castro, pretendieron instalarse en las laderas de Famatina en Tucumán, bajo la jefatura de Santucho jefe del E R P con la llamada Compañía guerrillera denominada “Ramón Rosa Jiménez” y luego asistida y reforzada por Montoneros. Pretendían los imberbes, – remendando a los combatientes de Sierra Maestra – constituir un estado soberano con reconocimiento internacional principalmente de los gobiernos progresistas europeos. Ello determinó el dictado del decreto 361 de Febrero de 1975 donde la Presidente de la Nación Estela Martínez de Perón ordenó al Ejército y a la Fuerza Aérea a implementar lo necesario para aniquilar el accionar de los elementos subversivos. El cumplimiento del mandato constitucional se cumplió con la derrota total de los elementos subversivos en el monte tucumano.
Con la derrota total de Tucumán, el accionar se transformó en lo que se llamó el “terrorismo urbano”, “guerrila urbana”, siendo entonces su accionar en las poblaciones más importantes, atacando a las fuerzas de seguridad, las fuerzas armadas, sus componentes, y cualquier otro procedimiento, capaz de crear el miedo.
Constituido el gobierno constitucional, de Cámpora con la liberación de TODOS LOS PRESOS ordenado por el entonces Ministro del Interior Righi, la República cambió su panorama. Su escasa duración si breve en el tiempo, por renuncia del presidente y del vice, fue tremenda en sus consecuencias, los delincuentes comunes y subversivos liberados, pretendieron exigir al Gral. Perón la conformación de un nuevo gobierno con sus hombres, y para demostración de su poder, los jóvenes idealistas, asesinaron a José Ignacio Rucci líder de los trabajadores y Secretario General de la C G T.
El General los echó de la plaza por imberbes y por imbéciles y estos en un nuevo desafió demencial, pasaron a la clandestinidad. Mataban a cualquiera, dejan bombas en bares, en paradas de colectivos y subterráneos, colegios, unidades sanitarias, asaltaban comisarias, secuestraban personas y pedían rescate o mataban como a Oberdan Salustro, asaltaban fabricas militares como la de Villa María y secuestraron a su jefe torturándolo durante más de un año en las llamadas cárceles del pueblo; atacaron al regimiento en Formosa, con uniformes de guerrilleros, el regimiento de Azul, mataron a ciudadanos inocentes, donde todo valía porque los jóvenes idealistas querían subvertir el orden constitucional proclamado en las urnas.
Por eso lo de París nos viene como anillo al dedo, los argentinos tenemos la obligación de recordar lo sucedido a las generaciones jóvenes que la conocen hoy distorsionada ex profeso por sus seudo-propios-autores, la guerrilla más sangrienta y la menos justificada de nuestra historia ya que guerreaban contra un gobierno elegido por el pueblo; cuando la padecimos los dueños del idealismo juvenil del Paris del 68 nada dijeron, claro, estábamos en los confines del mundo, pero hoy su memoria cobra fuerzas. Hollande ésta ejerciendo nada más ni nada menos que su derecho de defensa de todos los franceses, como la República Argentina lo ejerció en aquellos años y se convirtió en una guerra, en una verdadera y despiadada, guerra tal como lo reconocieron los jefes de ambos bandos.
Por eso aquellos que peinan más de cuarenta y cinco años deben contar a nuestros jóvenes que no la sufrieron o fueron muy chicos lo que en realidad paso en nuestro país, y además que esos llamados jóvenes idealistas y rebeldes no eran tan jóvenes ni tan idealistas y las pruebas al canto casi seis mil cayeron entre las filas terroristas y otro tanto de inocentes entre la ciudadanía, con un llamativo accionar de su conducta: los llamados jefes subversivos están vivos, y muchos piensan que viven por haber canjeado su libertad por la delación de sus compinches.
Por eso los peronistas, que repudiamos la violencia jamás podremos estar del lado de estos sátrapas que torturaron, que mataron, que se alzaron contra un gobierno legítimamente elegido por el pueblo para instaurar un gobierno marxista leninista, de inspiración gramsciana, que hoy se canalizan por Venezuela como socialismo del siglo XXI, como progresismo, y todo gracias a nuestro olfato a los zurdos solo los olemos para descubrirlos
Eduardo Miguel Bonoris – abogado