Scioli, el amor por lo propio

Uno puede apreciar en redes sociales, recuerdos y manifestaciones que se contraponen con una realidad que agobia. El rememorado como austero y transparente es don Arturo Illia. Aparece justamente cuando se conoce lo que tiene y cómo crece el patrimonio del gobernador, casi próximo presidente de la Argentina (perdón, soy un simple mensajero), Daniel Scioli.

En las declaraciones juradas, dicha “verdad” se basa en la irrealidad de las valuaciones oficiales de los bienes, lo que permite que la declaración efectuada sea una ficción. Por caso, Villa La Ñata, su humilde casa, figura con un valor de poco más de 2 millones de pesos (ver video). El estudio hecho por la revista Noticias, ubica ese valor en 2.500.000. Poca diferencia si estuviéramos en la época del 1 a 1 (peso igual al dólar), pues la cifra que maneja dicha publicación es en dólares. Así, u$s 2.500.000, serían unos 23 millones de pesos, valor real de La Ñata. Esto ya resultaría suficiente para querer darnos la ñata contra la pared. Pero hay más. También figura una lancha valuada en $1278. Debe ser por eso que no la cuida tanto. Esa revista dice que en enero, Scioli salió a dar una vuelta por el río y se quedó sin combustible. Lo tuvieron que remolcar. Señala asimismo Noticias, antes que Scioli diera a conocer su última declaración jurada, luego de la última dada a publicidad en el año 2007, que el capital del gobernador de la provincia “habría crecido más de 15 veces”.

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Pero, aunque nos parezca una gran ficción, vayamos a esa realidad aceptada legalmente. Las declaraciones juradas del 2007 y la actual. La evaluación indica que el capital se multiplicó por 1000%. Esto es en lo personal. En la actividad política, no se logra entender cómo los patrimonios personales de los funcionarios crecen de esta manera, mientras los bienes públicos que manejan se quedan en el tiempo.

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Veamos uno de los organismos a cargo de funcionarios designados por Scioli, el Instituto de Previsión Social de la provincia (IPS). En acto oficial, su jefe de gabinete señaló que “… por suerte vemos el IPS que el gobernador Daniel Scioli nos pidió desde el primer día”. Y les salió muy bien. El IPS, que se ocupa de las jubilaciones de los empleados estatales de la provincia, municipios y otros entes, cuando Scioli entró en funciones, tenía un SUPERAVIT de 3000 millones de pesos, por esto el mandato de presidencia fue que se pasara al ANSES. No pudiendo por la resistencia encontrada, transfirió todos los fondos al Tesoro Provincial. Y la caja grande de los jubilados se convirtió así en la caja chica del gobernador.

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Sin profundizar demasiado, el año pasado el presidente del instituto, Mariano Cascallares, decía que había un SUPERAVIT de 8700 millones de pesos. Sintetizando, del 2008 al 2014, ese mayor caudal de capitales que son del IPS y tiene el Tesoro Provincial, crecieron casi un 200%, con mayor cantidad de aportes. El mismo Cascallares indicaba “el aumento de la cantidad de aportantes que subió de 5,1 millones a 9,5 millones de trabajadores”. Trabajadores que, igualmente, en los ajustes salariales por la inflación año a año, vieron aumentar sus haberes y los aportes al IPS. Por eso, cuando uno compara los incrementos de los funcionarios en sus bienes, no sabe cómo en los entes que manejan, los crecimientos son muy distintos. Dirán que aumentaron esto y aquello, pero entonces ¿cómo es que el año pasado, aquí en Mar del Plata, familiares de discapacitados se manifestaban en razón de que esas pensiones tenían un promedio de $450?

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Me quedo pensando: 1000% creció el patrimonio de Daniel Scioli, con esos números de ficción. En tanto los números reales del IPS llegaron a un 200% de aumento. Los negocios privados muy saludables, aunque en la función pública… Pobre Illia, él tenía el concepto cambiado. Eso sí, habrá que reflexionar si esa “pobreza” económica no es riqueza espiritual. Si no es mejor ser recordado poco, pero no recorrer el camino de los “tristemente célebres”.

De todas maneras, más allá de mis dudas en los números por mi humilde título de Perito Mercantil, esto se da así, sin dudarlo, en razón del amor por lo propio, más que por el amor al prójimo que pregonan y que tratamos de escuchar “con voluntad y con mucha paciencia”. Qué otra cosa nos queda. Ahora me acuerdo, sí, votar con conciencia.

Miguel Toscano

Video: Revista Noticias