Muchas veces hemos advertido desde ésta, nuestra página, a las autoridades de gobierno de la provincia, cada vez que se anuncian inversiones multimillonarias y también -como un clamor- cuando a poco de asumir el Sr. gobernador Daniel Scioli –año 2007- prometió un abordaje integral de la problemática seguridad/inseguridad, que la mejor profesionalización que imaginen; los mejores patrulleros y pertrechos; los mejores sueldos; los mejores planes operativos; la mejor política de seguridad que se pueda elaborar; el armamento más sofisticado que se les provea; y por más que se aumente el número de policías, todo, absolutamente todo, servirá muy poco o nada si no se reparan las injusticias cometidas contra los uniformados y simultáneamente no se satisfacen las necesidades básicas, humanas e impostergables de los policías, como ser sus pésimas condiciones laborales y la calidad de atención que el Estado-patrón debe a las mujeres y hombres encargados de hacer cumplir fielmente las leyes de la sociedad.
El Sr. Gobernador prometió públicamente un abordaje integral; castigar a los malos policías y respaldar a los buenos…
Lamentablemente nuestro gobernador no cumplió con su palabra empeñada. A lo largo de sus dos periodos de gobierno desde APROPOBA hemos verificado un sinfín de incumplimiento de obligaciones que el estado tiene para con los uniformados, y que sería extenso enumerar. Solamente voy a resaltar las relacionadas con la vida y la salud del personal.
Las condiciones de seguridad en que trabajan los policías son paupérrimas, escandalosamente abandonados a su suerte. No hay chalecos suficientes y muchos de los que hay están vencidos; falta blindaje en los patrulleros, y lo más grave EL PERSONAL QUE TRABAJA EN LA CALLE NO RECIBE ENTRENAMIENTO EN TIRO. Ya sabemos las consecuencias de ello. Desde APROPOBA lo hemos advertido y pronto volveremos con el tema.
Se les retiró el armamento apropiado para su defensa, quedando solamente con un arma de puño, lo cual los deja en importante inferioridad ante el delincuente asesino.
Hemos advertido con el fundamento científico obtenido de profesionales de la salud, acerca del Estrés que sufren los trabajadores policías debido a la compleja y peligrosa labor policial.
En varias oportunidades advertimos también acerca de los Trastornos del Sueño que sufre nuestro personal, debido al abusivo recargo de servicios a que son sometidos, y que resignadamente aceptan para poder sumar un peso más al mezquino sueldo con el que se les retribuye. Trastornos que también acarrean consecuencias graves en el servicio, como ocurre con la falta de entrenamiento y con el Estrés.
Como si fuera esto poco, comprobamos, UNA VEZ MÁS, de qué manera ignominiosa los funcionarios encargados de gobernar y los responsables de administrar y comandar a la fuerza policial, abandonan a un policía que se accidentó cumpliendo con su deber, en pleno desarrollo de un acto de servicio. Y si decimos “una vez más” es porque ya hubo otras. Varias, inclusive algunas debieron ser solucionadas por la Justicia. Esta vez le tocó al camarada Subcomisario LUIS CARDOZO, Titular de la Comisaría de City Bell, cuya historia tratare de reseñar:
Según consta en el Acta de Procedimiento labrada el día 07 de febrero de 2015, más el Parte Urgente cursado, cuyas copias obran en nuestro poder, el Jefe de la Comisaría Luis Cardozo, al mediodía partió raudamente a bordo de un cuadriciclo policial RO16210 hacia las calles 467 y 14 C de la jurisdicción donde se estaba perpetrando un ilícito. A poco de su partida se oye un fuerte ruido y al asomarse el oficial de servicio a la calle, ve que a unos 100 metros estaba tendido en el piso el Subcomisario Cardozo, producto de haber embestido a un poste de luz de ese lugar. Hasta aquí sucintamente el hecho y el comienzo del calvario de Cardozo y su familia.
Como es ya sabido desde el año 1997 en estos casos -desgraciadamente- interviene la ASEGURADORA DE RIESGO DE TRABAJO (ART) que es de la Provincia de Buenos Aires, que por decisión de otra “mente brillante” como el nunca bien recordado Eduardo Duhalde, los policías heridos o lesionados en acto de servicio quedan bajo su “protección” desvinculándolos de nuestro Servicios Sociales y de IOMA. Todos sabemos que la ART es, para los afiliados y familiares, una mera “voz en el teléfono” que no brinda información casi de nada y menos acerca de prestadores. Y a este respecto, la Aseguradora trabaja con una red cerrada de prestadores que no considera, por ejemplo, distancias ni necesidades de familiares, y a quienes, según la patología del paciente, deriva teniendo en cuenta la parte del cuerpo lesionada.
También es oportuno aclarar que no existen en su red de prestadores centros que, por su mayor prestigio y solidez profesional, podrían brindar una atención de máxima calidad al policía herido. Ello es causal de permanente disconformidad en la fuerza y de serios conflictos en casos de gravedad; llegándose al colmo de tener que recurrir a la Justicia, para que la ART derive al afiliado a un lugar especializado, como ocurrió, o a los buenos oficios de algún político con poder que se compadece.
La atención por ser integral, mientras dure la relación Trabajador-ART, no permite realizar otras gestiones ni brindar prestaciones por parte de otra obra social. Tanto el IOMA como Servicios Sociales de policía, donde el paciente aportó rigurosamente durante toda su vida laboral, y que históricamente brindaban un servicio mucho mejor que las ART, ahora quedan marginadas. El papel de Servicios Sociales quedó acotado a cursar comunicaciones, contener moralmente a la familia, tramitar los subsidios que pudieran corresponder y ayudar en algún trámite, tratando de hacerle a la familia más llevadera la situación.
Aclarada esta cuestión. El Subcomisario Luis Alfonso Cardozo, accidentado y lesionado durante el servicio es internado en primera instancia en el Hospital de Gonnet donde sus profesionales no dan garantía del éxito de una intervención quirúrgica por falta de tecnología y sugieren su traslado a un establecimiento más específico. Y acto seguido –nos informa su familia- como la aseguradora de provincia no había efectuado los pagos correspondientes, el hospital procedió a cortar los suministros al paciente. A partir de ese momento un peregrinaje casi inhumano debió realizar la familia del Subcomisario para conseguir un lugar de internación, que se logró gracias a la ayuda de personal de la Delegación de Servicios Sociales, cuando finalmente la ART PROVINCIA se dignó a disponer el traslado del policía al Centro Médico Gallego de Capital Federal.
Los allegados al subcomisario nos informan que la recuperación fue muy lenta y la atención fue pésima, al punto de no saber quiénes fueron los médicos responsables, que ni siquiera extendían parte médico. Que las condiciones en que se encontraba el paciente eran deplorables, piojos en la cama de la sala de terapia y las curaciones e higienización lo tenía que hacer la esposa porque lo limpiaban mal, de todo lo cual obtuvo fotografías y filmaciones.
Con fecha 09 de abril (dos meses después), mediante carta documento la maldita ART se desentiende de su responsabilidad alegando que el siniestro se produjo por un Accidente Cerebro Vascular (ACV) de la víctima Cardozo, por lo tanto le rechazan la cobertura. Por otra parte el nosocomio le reclama a su familia el pago de $200.000 por una placa que necesita en la cabeza y 120.000 pesos por la intervención. Desesperada la esposa de Cardozo intento encontrar una solución acudiendo a la superioridad policial; en la jefatura Departamental, en Jefatura de Zona, y hasta en el Ministerio, pero lamentablemente todas las respuestas fueron similares: “veremos qué podemos hacer”.
Está muy claro que en estas condiciones los policías no pueden seguir trabajando. De haber ocurrido esto mismo con un trabajador de cualquier otro gremio del estado o privado, con seguridad estaríamos presenciando importantes exteriorizaciones de protesta pública, cortes de calles, paro de actividades, quite de colaboración, etc., y los responsables de semejante desidia estarían renunciando, o al menos disculpándose y reparando presurosamente la falta.
No se puede afirmar graciosamente desde el gobierno o desde el ministerio de seguridad, que se está trabajando en políticas de seguridad, a la vez que se cometen este tipo de barbaridades con los seres humanos, a los que se les exige cargar con la responsabilidad de llevar a la práctica esas políticas. Y esas mismas autoridades tampoco tienen derecho ni razones para molestarse ante el reclamo de los maltratados.
Sería mucho más importante que el Sr. Ministro de Seguridad, a quién conocimos a finales de los `90 como un intendente sinceramente preocupado en solucionar los problemas y necesidades de los policías del partido de Ezeiza, se ocupe ahora mismo de solucionar inmediatamente el padecimiento de este camarada y su familia. Y de paso impulsar algunas medidas para corregir lo que está mal.
Por ejemplo, y en primer lugar, desvincular a todo el personal policial de la ART PROVINCIA. Volver al sistema antiguo en que el Estado se hacía cargo 100% del policía mediante IOMA y la Superintendencia de Servicios Sociales, que doblaban en eficiencia a la nefasta ART. Como alternativa, modificar la normativa, de manera que sea la Superintendencia de Servicios Sociales quien decida los lugares de asistencia o internación del policía afiliado, teniendo en cuenta las necesidades de cada caso en particular; que para la Aseguradora quede solamente la responsabilidad de abonar en tiempo y forma todos los gastos ocasionados, y en caso de rechazo de la cobertura, IOMA y Servicios Sociales, sin más trámite que una simple comunicación, se hagan cargo del afiliado paciente herido o lesionado, cualquiera sea la circunstancias del hecho, que para eso es pagador puntual y obligado de todas las cuotas mensuales.
El caso del Subcomisario Luis Cardozo, no debe ser uno más. Debe ser el último. Un antes y un después. Cardozo debe reintegrarse sano a su hogar y a su servicio. Sin más padecimientos.
Jesús Evaristo Scanavino
Comisario – Secretario de Organización de APROPOBA