Un estudio sobre qué agroquímicos se utilizan en la Provincia, los potenciales peligros de cada cultivo y su impacto en el suelo y la tierra, con el objetivo de desarrollar estrategias para prevenir consecuencias, presentó ayer la Defensoría del Pueblo bonaerense junto con la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
“El rol de la Defensoría es defender los derechos de todos los habitantes de la Provincia y en esta inteligencia se propuso una investigación con el objeto de dimensionar adecuadamente esta realidad vinculada al efectivo ejercicio del derecho a la salud y de gozar de un ambiente sano”, sostuvo el Secretario General a cargo de la Defensoría del Pueblo, Marcelo Honores.
En la sede de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Ana Barletta, vicepresidenta académica de la UNLP, destacó que “es importante profundizar los vínculos de la Universidad y otros organismos del Estado y poder aportar información para confeccionar políticas públicas”, mientras que el decano Daniel Scatturice, subrayó “el compromiso de la facultad con la agricultura sustentable y de seguir adelante con el proyecto”.
En esa línea, Honores expresó que “visibilizar los temas de debate en la sociedad como el uso de agroquímicos, nos permite conocer las acciones u omisiones del Estado que pueden afectar la salud de los habitantes de la Provincia”.
En concreto, los investigadores Santiago Sarandon y Juan Colombo, mostraron los primeros resultados del uso de agroquímicos en territorio bonaerense por zona, por época, por actividad (agricultura, ganadería, horticultura); los efectos en el suelo, agua y tierra; y los potenciales peligros que determinados productos podrían causar sobre la salud y el medio ambiente.
Desde hace décadas, el sistema de producción agropecuaria más extendido se basa en la utilización intensiva de agroquímicos (plaguicidas, pesticidas, fertilizantes, herbicidas, fungicidas, etc.), lo que produjo un innegable efecto sobre el ambiente. Ello motivó el interés de científicos y organizaciones civiles del país, que incluso derivaron en reclamos vinculados a la problemática ante la Defensoría del Pueblo.
Los agroquímicos tóxicos que son parte fundamental de este sistema de producción y que son liberados al ambiente, pueden encontrarse en las fuentes de agua superficial y subterránea, el aire, la tierra y los alimentos, por lo que el contacto con las poblaciones es prácticamente inevitable. Si bien la intensidad y peligrosidad del uso de agroquímicos depende de la cantidad aplicada (dosis y frecuencia), y la toxicidad específica de los productos usados, este trabajo muestra que algunos modelos de producción, predominantes en algunos cultivos, son intrínsecamente peligrosos.
Del estudio emergen datos como el aumento exponencial de la concentración de plaguicidas en la temporada estival, lo que se explica por la alta utilización en cultivos de soja; el uso ilegal de agroquímicos prohibidos por legislaciones vigentes, como el DDT y el Dieldrin; y su amplia utilización en los cultivos intensivos, cercanos a los centros urbanos y dedicados principalmente a la horticultura, donde más de la mitad de los agricultores admiten el uso de productos de las más altas categorías toxicológicas.
Los investigadores destacaron que no es el cultivo en sí —maíz, sorgo, soja o trigo, entre otros—, el que se asocia a la liberación de agroquímicos, sino el modelo productivo elegido. En el caso de ciertos plaguicidas, por ejemplo, la exposición crónica a bajas dosis puede producir efectos tales como alteraciones en el sistema nervioso central, carencias en el sistema inmunológico e incluso enfermedades como el cáncer. La exposición de los seres humanos ocurre al respirar, beber e incluso mediante absorción cutánea.
Con los resultados obtenidos, la Defensoría del Pueblo espera poder formular una propuesta de articulación entre los diferentes actores implicados en torno a la problemática y promover mesas de trabajo para un uso racional y responsable de los agroquímicos que promueva una agricultura sustentable.