El acuerdo con Irán además de permitirnos hacer algún negocio, obviamente, lentamente nos iba a llevar a transculturizarnos. Recordemos que el 89% de la población iraní es chiita y sabemos que su posición religiosa los lleva a vivir permanentemente en situaciones como las que muestra la foto de abajo, sino que se lo pregunten a Ahmadinejad. Esto me hace acordar cuando en la década de los 70´ grupos de montoneros iban a formarse con Gadafi. Pobre de nosotros.
Se sabe que la muerte de Mahoma generó dos líneas sucesorias religiosas, los chiitas que consideraron que sus sucesores eran Alí y su esposa Fátima y los sunitas que consideraron que el sucesor era Abu Bakr. Esta división arrastra viejos enfrentamientos que se pagan con la vida y que hoy están básicamente instalados en Irak y en Pakistán.
Yo no critico la cultura musulmana, simplemente digo que es otra diferente a la nuestra, lo que sí digo, es que si se viene una transculturación, en su desarrollo puede llevarse cientos de miles de vidas puestas.
Y hablando de transculturación hoy no queda más que ver los tatuajes y los piercing que usa parte de nuestra juventud y no tan jóvenes, cuyo origen es tribal proveniente de tribus indígenas de Asia, América y África. Se argumenta que detrás del acto de tatuarse se esconde una necesidad comunicativa: muchos quieren transformar el cuerpo en un imperio de símbolos, convirtiéndolo en un elemento lingüístico. Sobre el cuerpo se graban pensamientos, obsesiones, secretos y pasiones para transformarse en una “vestimenta” o en una “extensión indumentaria, o sea, cada día nos alejamos más del habla que es el elemento que nos diferencia de los animales. Por esta razón a estos sectores yo los bauticé “Pizarrones”.
No olvidemos que el tatuaje fue fuertemente adoptado por las pandillas “narcomaras”, en especial La Salvatrucha y la M 18, cuyos integrantes tienen un promedio de vida de 24 años en función de la violencia extrema que ejercen entre ellos por la conquista de espacios llamados “Territorios”, como ya está ocurriendo en nuestras villas por el liderazgo de la explotación del narcotráfico.
Esperemos que la sociedad reaccione a tiempo, porque si esperamos que lo haga el Estado, me parece que estamos jodidos.
Licenciado, Abel Ayala
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