“Boudou es un langa, que quiso ser cheto y la jugó de guapo.”
(Del abogado de la ex esposa de Boudou, que lo demanda por falsificar papeles de un bien ganancial)
Cualquier persona a la que públicamente se le dedicara la centésima parte de los dichos destinados a Amado Boudou, enrojecería de pudor. No pocas, incluso, morirían de vergüenza. Y ni qué hablar si el destinatario de los epítetos fuera un funcionario japonés de esos a los que la ética y la moral les importa más que la propia vida.
Sin embargo, a Boudou nada parece conmoverlo. Ahí está él, con cara inmutable, sentadito en la presidencia del Senado cuando el radical Gerardo Morales le grita delante de todos que no entiende cómo le da el cuero para “andar de joda con la Mancha de Rolando” mientras lo procesan dos jueces. Ahí sigue firme reemplazando a Cristina en la presidencia, mientras Elisa Carrió dice a los cuatro vientos que “tenemos un pibe chorro de Puerto Madero gobernando la Nación”.
Inmutable juega Amado con la banda y el bastón presidenciales, mientras la Cámara Correccional y Federal le rechaza un planteo para voltear una denuncia por dádivas, en la que se lo acusa de haber viajado gratis a actos oficiales en aviones de empresarios del juego.
Imperturbable se mantiene cuando hasta el abogado de su ex esposa lo trata de “langa, que quiso ser cheto” y que “la jugó de guapo”, pero que le salió mal porque la Justicia se avivó de que había falsificado los papeles de un auto para que no fuera considerado bien ganancial.
¿Cuánto más una persona puede soportar que le digan esas cosas en la cara sin reaccionar -ya no desde la verdad judicial, que parece que la viene perdiendo aceleradamente- sino desde lo humano?, ¿qué razones más poderosas hay que la defensa de la propia dignidad?, ¿cuánto tiempo más tardará en quedarse completamente aislado?
Eduardo Romanín, el abogado de la ex mujer de Boudou, comparó al vicepresidente con Tartarín de Tarascón, el protagonista de la novela del francés Alphonse Daudet. “Tartarín -recordó- vivía en Tarascón y, como quería que la gente le llevara el apunte, empezó a inventar historias como que el boticario andaba con el cura. Todas cosas que, al principio, motivaron que la gente lo viera, pero luego lo empezaron a dejar de lado, al punto de que Tartarín se tuvo que ir de Tarascón porque no podía hablar con nadie.”
¿Qué historias tutela Boudou que lo mantienen callado y aferrado a su Titanic? ¿Qué fuerza superior lo ata a su propio Tarascón?
Graciela Guadalupe
La Nación
Agradezco a Graciela Guadalupe y comparto su interpretacion sobre la figura de Tartarin.Muchos son los asumen esta figura en el gobierno-municipal,provincial y nacional-porque les permite justificar todo y seguir cobrando todo.Tartarin,termino solo y negado por todos aquellos que lo halagaban y mimaban en Tarascon al punto que se tuvo que ir de Mar del Plata,perdon de Tarascon.El 2015 el pueblo tiene palabra.
Gracias Eduardo por el comentario