Felipe Solá se saco la careta, lo vimos todo, después de muchos años de simular públicamente una personalidad serena y responsable creyó oportuno mostrarse tal cual es y seguramente ha sido y actuado incluso en su larga carrera de político y en el desempeño de los varios cargos públicos que ha desempeñado desde hace unos cuantos años, un simple energúmeno gritón y amenazador para lo que incluso su voz de pito ni siquiera lo acompaña.
Su desgraciado desempeño en la simple calidad de vecino o mejor dicho ciudadano común y vecino en los hechos ocurridos hace pocos días y que son de conocimiento público lo ha desnudado en su verdadero carácter que lo muestra como incapaz de dominar sus actos ante simples cuestiones de vecindad que le hicieron aflorar los impulsos más primitivos de la especie humana.
Claro que al parecer su “sacada” la podría haber motivado el hecho de que un evento publicitario de nivel internacional se estaría realizando en las cercanías de su vivienda y que, aunque debidamente autorizado, al parecer alteraba el merecido descanso del sueño de sus yeguas, que incluso parecieran no entender que el suceso era de carácter benéfico.
Don Felipe explotó, y con su vehículo ingreso al predio enemigo lo cruzo para evitar su desarrollo y se bajo gritando barbaridades; para colmo hoy día las famosas cámaras están en todas partes y lo grabaron.
Por supuesto que todos los que tenemos un poco de calle hemos aprendido con los años que hacerse el guapo requiere de algo de coraje y también algo de seguridad en estar en condiciones de poder responder a un posible contraataque, lo que parece que tampoco ignoraba nuestro héroe, que furioso y todo no dudó en echar mano a su custodia personal para que lo acompañara armado y lo respaldara en su aventura, cosa lamentable si la hay.
Esa custodia no es otra cosa que un efectivo policial de nuestra provincia cuyos haberes pagamos todos los contribuyentes bonaerenses alcanzados por las obligaciones impositivas y que no solamente debería estar trabajando por la seguridad ciudadana, sino que como humilde empleado policial se ve obligado a respaldar actitudes patoteriles de su protegido y que con toda seguridad reconoce como marginales de la Ley.
Hemos escuchado también las débiles disculpas y justificaciones del ex gobernador y ahora pretencioso candidato al mismo cargo, que sin llegar a ponerse colorado justificó haberse protegido en su cruzada con un custodio policial según dijera en los medios porque durante su gestión “echó a tres mil policías y eso no es gratis”
Por supuesto que este proceder no debería “ser gratis”, si tenemos en cuenta que la gran mayoría de esos policías ni siquiera se enteraron cual era el motivo por el que se incluían en esa medida, privándolo de los derechos más elementales de todo trabajador y ciudadano, que también la gran mayoría ni siquiera tenía causas penales y pocos administrativas por razones comunes a la actividad policial y que al amparo de leyes cuestionables se violaron las de fondo incluida la Constitución Nacional y que de todos ellos que oportunamente fueran calificados como “mano de obra desocupada”, ninguno fue detenido, procesado, ni siquiera acusado de delitos.
Claro que no debería ser gratis si en nuestro país existiera un poder judicial independiente y seguramente no será gratis si en un futuro se constituya nuevamente la República y entonces este practicante de tirano no solamente tendría que dar cuenta a una consciencia que ahora lo martiriza, sino a quienes perjudicó injustamente y a la sociedad en general.
Hoy Felipe Solá se ha sacado la careta y se muestra tal cual es, aunque todavía nos resulta no solamente raro sino también contradictorio que haya sido incorporado a un movimiento político autocalificado como “renovador”, y se proponga como el candidato de dicho movimiento a gobernador provincial, raro también que desde ese mismo movimiento no se hayan repudiado sus actitudes patoteriles. Evidentemente aquí tampoco estamos frente a una nueva política, sino ante la vieja política argentina… digamos para ser claros, la de siempre.
MIGUEL ÁNGEL REYNOSO
Secretario General – APROPOBA