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La sacrificada y poco conocida historia del argentino Sebastián Báez

 

Sebastián Báez se consagró el domingo pasado en el ATP de Estoril, lo que le permitió escalar hasta el lugar número 40 del ranking, superando nada más y nada menos que a la leyenda Roger Federer.

Pero su camino hasta el lugar de privilegio que ocupa actualmente en el ranking no fue nada fácil. Su padre fue combatiente en Malvinas y también portero, mientras que su madre era ama de casa. Esto hizo que la tuviese que remar siempre desde abajo para poder realizar las giras y comenzar a competir en torneos, lo cual significa un enorme gasto de dinero en los primeros años.

“Mi papá Luis es veterano de Malvinas y trabajaba como portero cuando yo nací, mientras que mi mamá (Adela) era ama de casa. Gente común y de mucho trabajo”, contó una vez el joven oriundo de San Martín.

Además, recordó que “no parábamos en los hoteles, sino que íbamos directo a los campings, porque en ese momento no había comparación en lo económico. Pero mis padres nunca me hicieron faltar la comida en mi plato ni la ensalada de frutas antes o después de cada partido, siempre tuve esa suerte”.

Sus inicios en el tenis se dieron casi junto a sus primeros pasos. Con solo dos años, encontró una raqueta de su papá “y empecé a arrastrarla por toda la casa. Entonces, mi mamá un día se cansó de ver cómo la arrastraba y me compró una pelotita. Ese fue el comienzo de mi historia con el tenis”.

La historia de Báez se suma a la de jugadores como Juan Martín del Potro o Diego Schwartzman, quienes siempre se las tuvieron que tuvieron que ingeniar para competir en su juventud. El ‘Peque’, por ejemplo, vendía pulseras junto a su madre para juntar dinero, mientras que el caso de del Potro terminó en una pelea casi eterna entre la Torre de Tandil y la Asociación Argentina de Tenis: para disputar los diversos torneos juniors, el joven tandilense viajaba siempre en auto junto a su padre, “bancando” todo desde su bolsillo en sus primeros años como adolescente.

Báez también fue víctima de la poca ayuda que reciben varios jugadores, aunque en su caso se puede poner como ejemplo el ATP de Buenos Aires del año pasado: en un torneo donde se suele invitar a jóvenes promesas del tenis argentino, Seba debió disputar la clasificación pese a haber sido número 1 del mundo junior en el 2018.

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