Para su cobertura de la guerra en Ucrania, Gonzalo Sánchez se subió a un tren humanitario rumbo a Kiev. Desde allí habló con los periodistas de “Lanata Sin Filtro” y contó la odisea de llegar a la capital del país.
A su vez, contó que la ciudad “está cada vez más encerrada por el asedio ruso”, pero si bien “las alarmas no paran de sonar”, “es una zona de mixturas, de tranquilidad, porque están muy defendidos.
Gonzalo Sánchez y su equipo que lo acompaña salieron desde la terminal central de Lviv por la mañana. “Nos despertamos con un bombardeo en el aeropuerto, a 10 kilómetros de donde estábamos, pero aún así no modificamos el plan. Nos subimos al tren humanitario que salió demorado apenas una hora y media”, relató. En ese sentido, estimó que llegaría a Kiev “al cabo de tres horas o cuatro”.
“La carrera contra el tiempo que tenemos en este momento es que deberíamos llegar a las 8 de la noche, que es cuando empieza el toque de queda”, señaló. Mientras tanto, sobre por qué eligieron esta vía, explicó: “En este momento, es la mejor manera de llegar a la capital que está cada vez más encerrada por el asedio ruso. Si bien sigue quedando liberada por ruta la zona sur, hay cada vez más tensión, y las propias milicias ucranianas detienen mucho en los ‘check points’ del camino a quien se atreva a avanzar”.
A su vez, Gonzalo Sánchez indicó que “el tren es una especie de corredor” y que “prácticamente está vacío”, donde viaja un equipo de siete personas. Entre ellos está su colega Nelson Castro.
Respecto a Kiev, la describió como “una zona de mixturas, de tranquilidad, porque están muy defendidos, (a diferencia de) barrios de las afueras que son lugares de batalla”. Sin embargo, “las alarmas no paran de sonar. Es muy común que cada una hora uno tenga que escuchar por altavoces que es indicado a ser dirigido a un refugio antiaéreo. Estos son las estaciones del metro, que ahora están abarrotados de gente”.