Asiduamente la Plaza Peralta Ramos (Colón, Dorrego, Falucho y XX de setiembre) suele estar iluminada con la mitad de sus lámparas encendidas en pleno día. Así sucedió el último viernes a las 16.00 cuando se pudo observar que las farolas lucían encendidas bajo un sol radiante. No se trata de una falla constante sino errática, pero asiduamente lo observan quienes disfrutan de ese espacio libre muy concurrido por jóvenes, niños y ancianos.
También en el contorno de la plaza las ramas de los árboles están a un metro del suelo, lo cual en principio es una molestia, pero puede convertirse en algo más que un obstáculo. Tal vez no haya un ítem en CIAGESER para la poda en el arbolado urbano en las plazas, sino podría surgir un adicional interesante sin llamar a licitación o una contratación directa.
Todo es posible en el EMSUR que conduce a Sebastián D´Andrea, para quien la ciudad luce porque los vecinos sacan la basura fuera de horario, y vuelve a prometer un pliego de licitación para operar el predio de disposición final de residuos que ya fue declarado en emergencia.
Siempre que hay una prórroga hay una emergencia que se extiende y en 4 meses volverá a repetirse la historia lo cual es una licitación pública encubierta, con exceso en los montos de contratación, ya que son precios cartelizados en las ofertas que se presentan.
Una sugerencia o recomendación sería para ser prevenidos, hacer reserva de los archivos de los informes de D´Andrea en el Concejo Deliberante, pueden ser tan delirantes y desopilantes como complicados para el funcionario. En ese aspecto ni los concejales de la oposición están a la altura de las circunstancias y se trata del primer cuidado sanitario que se debe atender, aún sino estuviéramos atravesando una pandemia.
Todo se reduce a una nimia intervención de la oposición a través de la concejal Sol De La Torre, que le pone garra, hasta ahí. La oposición está dibujada, aparece deslucida, no tiene punch.
Eso sí al predio de disposición final no puede ingresar ni el servicio de profilaxis, que atiende a quienes se desempeñan como recuperadores, en ese difícil y colosal amontonamiento de 1.000 toneladas diarias de residuos urbanos que produce la ciudad.
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