“Espero que no gasten los impuestos de los porteños en la campaña”, la frase que aún suena tenía destinatarios. Entre ellos, Rodríguez Larreta, un hombre que califica sobresaliente como profesional en el rubro de la casta política y ya su ambición presidencial está sólo a 2 años vista.
En el inicio de la campaña, Facundo Manes advirtió lo que finalmente después sucedió. Es CABA la capital de la opulencia y Larreta el más conspicuo representante de la franja, a la que Milei adjudica la decadencia del país desde hace décadas.
La playa de Las Toscas se convirtió en el asiento de campaña en este verano, del jefe de Gobierno de CABA. Esa misma playa que un presuroso intendente Montenegro le devolvió a Florencio Aldrey Iglesias, para que por ejemplo ahora facturen el uso público de un espacio en el que también juega Axel Kicillof.
O lo durmieron o le están mojando la oreja al gobernador. Si Aldrey explotó un casino clandestino en el lugar qué le puede hacer que pongan un kiosco de churros.
Según decisión del ex intendente Arroyo, las playas del Paseo Hermitage y Las Toscas debían funcionar como playas públicas y equipadas como tal, a costo del concesionario a cambio de ofrecer la gastronomía en su beneficio. Bueno pero hay carpas y covid, no lo convirtieron en una posta sanitaria por ejemplo es BA + Cerca, divina. Parece todo muy engorroso pero no lo es. Son los negocios del poder
Montenegro lo arregló como intendente electo, hizo todos los deberes para que Don Florencio, el primer vacunado vip con sus 3 sobrinas y todas las dosis, recuperara el espacio que ahora se convierte en un local del PRO. Es la mesa chica política de Mar del Plata que tiene como aliado al propietario del multimedios La Capital.
En la década anterior era color naranja de “Yoli” y ahora será el amarillo del “Guasón” que necesita mucha presencia en la provincia de Buenos Aires.
Tiene que vender a Santilli también, y una buena manera de lograrlo es ocupar el lugar por donde pasan los 3.000.000 de turistas que llegan a una temporada despampanante. Hay que pensarlos todos estos negocios, son especialistas.
Con el 2023 a la vista, la confraternidad de CABA y la MGP, es un eslabón de campaña que se inserta en la cadena de acuerdos políticos, para enfrentar un desembarque tumultuoso aunque con enorme despliegue del FdT en toda la costa y en especial en Mar del Plata.
Todo este “esfuerzo” electoral, indirectamente lo pagan los contribuyentes de CABA, el costo de la política es un impuesto más, aunque los gastos aparezcan disimulados en varios ítems, por ejemplo en publicidad en el diario La Prensa. Estamos hablando de la liquidación de espacios público.
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