Recordando hoy el 63° Aniversario de aquella gesta magna, quiero rendir homenaje a los protagonistas de la misma trazando una breve y humilde semblanza personal que asomó desde uno de de los hechos que más me marcaron en la vida.
Vengo de una familia de neta raigambre antiperonista y ya desde mi niñez llevo impregnadas esas conversaciones de mis viejos con tono crítico hacia el gobierno de Perón y sus obscecuentes seguidores. Tal es así que del arcón de mi memoria aparece el 28 de septiembre de 1951 (asonada de los Grales. Rawson y Menéndez) cuya fecha me encontraba con apenas 7 años.
El 16 de junio de 1955, ya con 11 años, viví intensamente la incertidumbre de mis padres y, pese a un nuevo fracaso, esperé a mi querido viejo al día siguiente escuchando las emisoras uruguayas, Carve, El Espectador y Colonia, para comentarle que la Flota de Río seguía en operaciones (¡qué sabía yo de esas cosas y de lo endeble que podía ser dicha flota!).
Pero el 16 de septiembre de ese mismo año, da comienzo el hecho libertario al que le quedó pendiente “la frutilla del postre”……aprehender al tirano depuesto.
La intensidad de los hechos y lo resonante de los mismos, quedaron plasmados en mi retina el día 19 de septiembre cuando unidades de la Flota de Mar bombardearon los tanques de combustible de nuestro puerto como una muestra de poderío y amedrentamiento a quienes aún defendían al dictador.
Día desapasible en mi ciudad, la gente de la zona costera buscando refugiarse en lugares más seguros; muchos, los que poseían vehículos se allegaron hasta la Sierra de los Padres (nosotros nos quedamos en casa, ya había una nueva integrante en la familia, mi hermana de 7 meses).
La tarde ya fue toda alegría y jolgorio, fuimos a la Av. J.Peralta Ramos a ver el paso de tropas que se habían plegado a los revolucionarios y los aplaudimos a rabiar. Lo demás sería redundante, a no ser que poco tiempo después fuimos a la Municipalidad a vivar al Gral Aramburu que vino a Mar del Plata.
Pero me queda por relatar un emocionante presente que DIOS me ha otorgado. A través de las redes sociales tuve la oportunidad de contactarme con un marino, un caballero como no podía ser de otra manera y que, con una edad similar a la mía, vivió desde el Liceo Naval de Río Santiago, vivencias que también recuerda con mucho afecto. Me estoy refiriendo al Capitán Carlos Bidart, cuya coincidencia política con mi persona es total. Ha venido a Mar del Plata desde la ciudad que halló para su morada y hemos departido amablemente de todos aquellos hechos ya históricos (es que todavía somos historia viva). Ayer me comuniqué con él y le anticipé de esta humilde nota, lo que no le dije es que lo iba a nombrar.
Dejo plasmado en este recuerdo, mi sincero homenaje a hombres que debieran ser pilares fundamentales de la patria. El tirano sembró mucha cizaña, pero debemos dejar estos mensajes ya en nuestro ocaso a las generaciones venideras.
¡VIVA LA PATRIA!
Alberto E. Valente