El júbilo que se desató en la cabecera visitante, invadió el sonido en el “Bajo Flores”. El Nuevo Gasómetro tenía otra música, ajena a su natural repertorio “cuervo”, o alquilado (como ahora) por Los Borrachos del Tablón. Pero también se sumaban desde enfrente, los fuegos artificiales y bombas de estruendo de la villa de emergencia 1.11.14, la más poblada de paraguayos de la Argentina, que también se acoplaban a la celebración, seguramente para dar a conocer que es un territorio de los primos de La Ribera.
Lo cierto es que impactó que en ese gran estadio de futbol, el grito de guerra de los hinchas marplatenses, para que se escuchara con total nitidez. El buen papel auriverde era mudo desde su tribuna, superado claro, por el inmenso cotillón local. De pronto llegó el minuto de gloria. A los 84 de juego, un corner en el que Aldosivi iba a buscar ganar más tiempo para llegar a un decoroso 1 a 1, faltaban muy poco para el final, y logró salir del asedio poco imaginativo de River, pese al “Chori”, al “Maestrico” y al “Goleadoramor”.
Aldosivi ligó en las dos bolas dentro del área de Chichizola. Tanto Furios como Zunino inexplicablemente cabecearon sin marcas, transformándose en la mayor boleta quinielera de la división. Esto no es ni más ni menos lo que ocurrió. Fue absolutamente lo necesario, para que el peor River de esta etapa, se vaya con su invicto a buscar más concentración y menos boludeo, en una tarde en la que salió a enfrentar a un equipo del puerto de Mar del Plata, pensando más en los 14 puntos que había de diferencia en la tabla, que los partidos se ganan en la cancha.
“Lo del equipo frío” que dijo Almeyda fue un reconocimiento en público, pero en privado, entre las cuatro paredes de un vestuario, no se le dice “equipo frío”, sino que esas palabras se traducen al idioma del barrio, al de la tribuna desencantada.
Aldosivi lo ganó por el absurdo, dejándole la pelota a River, que precisamente es cuando hace más diferencia, por su estilo, por su equipo largo de recambios y por la jerarquía de sus jugadores en la categoría. Aldosivi lo dejó hacer y dejó que la tengan o la reciban solos Arano y Ledesma. Ahí empezó el déficit, no resolvían nada y todo se hacía cada vez más previsible. Parsimonioso, impreciso, lento y hasta falta de compromiso, era cómo que daba lo mismo, resolver bien o mal cada jugada.
Aldosivi dentro de su austeridad, hizo el mejor partido que pudo, y le alcanzó a tal punto que Campodónico no fue requerido. Éste sólo hizo tiempo con astucia cada vez que sacó del arco. Quizás esta mala versión de River, no haya tenido enfrente al mejor Aldosivi, sino no estaríamos hablando del equipo que está anteúltimo en la tabla. Y que como River, puede terminar complicándose con Brown de Madryn.
Este fue un partido con una motivación extra, jugar una de las 38 finales que tiene River en el campeonato. Aldosivi encaró el partido con esa mentalidad y esa concentración. Para los muchachos de Almeyda, es necesario excluirse de un clima de fiesta. Jugar en la “B” debería redoblar el esfuerzo y la responsabilidad, no dar por descontado los meros trámites deportivos, en una competencia dura. En la A, Boca ya es campeón cuanto faltan ocho partidos, no está demás recordarlo en este especial momento.