La escena se va incrementando en varios puntos de la ciudad, y ayer por la tarde se podía observar como dejaban impecable un BMW negro, cuatro puertas, frente a la entrada de Manolo en Rivadavia entre Santa Fe y Corrientes, zona donde rige además el estacionamiento medido por tarjeta, inspeccionado por la Municipalidad.
Balde, cepillo, detergente y pasta para darle brillo es el equipamiento y la materia prima para convertir la actividad en una salida laboral, que no se puede brindar íntegramente con planes sociales clientelistas.
Los dueños de los automóviles, rechazan o aceptan (con mayor o menor aprobación) la sugerencia de “¿quiere que le lave el auto maestro?” o de lo contrario directamente se ponen mano a la obra, para recibir el pago a voluntad, cuando regrese a hacer uso del rodado que dejó estacionado.
Los que aman los números y hacer cálculos, deben saber que existen dentro del radio del estacionamiento medido, unos 5000 aproximadamente con un facto de ocupación del 70 %. Una salida a la desocupación que muy bien podría aprovecharse para municipalizar el servicio y darle cabida a muchos de los excluidos que dice proteger el modelo, con los planes sociales.
Tal vez se caiga alguna idea por la Secretaría de Gobierno, que está desertando en puertas de la temporada alta, de sus obligaciones primarias, como el control de la vía pública, en sus diversos aspectos tránsito, transporte público y vendedores ambulantes, antes que todo esto se convierta en tierra de nadie, en los próximos meses.
Jorge Elías Gómez