Sacaron los pies del plato. Golpes, bombas de estruendo, vidrios rotos, clásicos métodos de presión sobre autoridades políticas frente a los cuales terminan cediendo. Asi los guardavidas se llevaron un 25 % de aumento salarial. Una pauta que abrirá negociaciones, no sólo por razones temporarias, sino como una referencia para futuras actualizaciones salariales.
Nos hacemos cargo de los gastos. Los guardavidas después de dañar y destruir bienes públicos, reconocieron su acción y para achicar el pánico intentan la reparación mediante pago de los deterioros. Autoridades del gobierno municipal, además de conceder el aumento, no dejaron asentado el precedente como corresponde a un funcionario público. Alguien que haya sido fiscal debería tener alguna experiencia al respecto.
Pero son más las complicaciones. ¿Un 25 %? ¿Quién cerró? ¿Se desayunaron con fernet? La magnánima cuenta pública ha derramado dinero, con una política de trazo gruesa, pero parece que no tomaron nota de la “sintonía fina”, que anunció CFK. Se habla de un techo salarial en las discusiones que no debe ir más allá del 16 %.
¿Ahora quién va a ir para atrás? En plena escalada inflacionaria que arrancó con las tarifas de servicios públicos, la MGP ha incurrido en un apresuramiento que políticamente arrojará consecuencias. No en vano las mayores preocupaciones vienen de la mano precisamente de los intendentes bonaerenses, que ya calculan un menor recaudación en concepto de tasas.
¿Quién banca a la municipalidad? ¿Arreglarán trabajadores municipales, docentes y camioneros por un 25 %? La gestión municipal ha sido subsidiada de manera generosa, con el plus del objetivo político como finalidad. ¿El 25 % de aumento está dentro de la sintonía fina? No es posible creerlo y mucho más cuando se acelere el inexorable ritmo de los precios, que siempre produce el SAC de fin de año.
Ballarino va hasta por los quioscos. Los recaudadores de la ARM se han lanzado a la vía pública a verificar el cumplimiento de pequeños comerciantes y exigiendo extender boletas por ventas mayores de $ 20.- Son las instrucciones del contador Ballarino que necesita recaudar y demostrar que la ARM es eficiente. No se salvan ni los quioscos de barrio, que para sobrevivir debieron marcar por su cuenta cigarrillos y tarjetas telefónicas.
A la sombra espero. Mientras tanto el titular de la Agencia de Recaudación Marplatense, espera los resultados en distendida sobremesa del café más famoso de la Diagonal Pueyrredón. Pero no le salió gratis. Sara, su propietaria, le dio para que tenga y para que guarde a Ballarino, haciéndole llegar sus quejas, por innumerables desatenciones municipales que no tienen relación con la insaciable voracidad del fisco comunal. La clásica cuando ven $ 2.- se convierte, en apropiadores del esfuerzo ajeno.
A cambio de aire acondicionado. El edificio de la Agencia de Recaudación Municipal, no es un lugar confortable, pero una sensación térmica de más de 30 ° con más de 90 % de humedad, hacen que su titular busque lugares frescos, aunque en este caso no calculó que una comerciante y fiel contribuyente ya está harta. Cómo para no estarlo el gremio gastronómico de Mercedes Morro le hizo una exacción de miles de pesos. Así no se puede hay que trabajar para la burocracia política y sindical.
¿Qué pasa con Bruzzeta y sus horarios? Con las fajas de clausura bajo un brazo y atendiendo el teléfono celular llega siempre sobre las 15.00 a la casa matriz del Banco de la Provincia de Buenos Aires. En ocasiones los empleados deben abrirle la puerta ya cerrada para el público.
Es el hombre que se fue y volvió. A Bruzzeta se lo identifica con algunos pliegues del FPV enquistados en el poder, que no pueden poner la cara. Incluso este funcionario de Inspección General fue apartado de su cargo en su momento. Los que dicen saberlo todo en la municipalidad se preguntan ¿Seguirá Bruzzeta en el ámbito de la Secretaría de Gobierno, a partir de la llegada de Artime? En ese caso, no hay buen clima para el despeinado contador y tal vez tenga más tiempo para llegar al Banco temprano.