Aunque poco a poco ve cómo levantan su patíbulo. Son días de pesadilla reconocen en su mesa chica: “Son momentos difíciles para los oficialismos, pero por hoy estamos acá…”. Un escape alocado lo dejaría en la marginalidad, a la intemperie. Ya no tiene votos que lo sostengan, manejando el aparato en las legislativas, perdió por escándalo. Los circuitos que lo llevaron a la intendencia en 2007 y 2011 (época del 54 % de CFK), ya no le responden y en los barrios tiene que entrar con careta.
Pulti sólo es candidato en los papeles. Si a 18 meses de diciembre de 2015 dice que no va por la reelección (altamente rechazada en cualquier encuesta), se convertiría en sospechoso piromaníaco de Luro e Yrigoyen. Una guardia de autobombas sería el mejor gesto de prevención, aunque ya se parezca a Nerón. Apelar a galimatías no surtirá más efectos, sino que provocará más ira. Pulti ya fue, se ató al proyecto K, gozó en su mejor momento, ahora tiene que pagar la fiesta pero ya no tiene caja, políticamente hablando. Es un socio complicado, con alto grado de desaprobación de gestión y de imagen negativa. El caso Belmonte es una clara demostración. Intentó reparar el daño y le dieron vuelta las urnas, con una condena social irreversible.
Las PASO son una herramienta que adelanta los almanaques. Entre aspirantes a la reelección, nuevos armados y gestación de alianzas, la rosca política deja cada menor tiempo para la gestión. El intendente ya ha abandonado la misma, acosado por una caja vacía, al borde del default y pensando cuándo y cómo planteará un nuevo aumento del TSU. La devaluación del peso y la inflación han agigantado la debilidad de un presupuesto dibujado.
Ha sufrido un desgaste irreparable. Su empeño en exhibir actos de gobierno, que no son tales, le restan aún mayor credibilidad. Está rodeado por una administración donde anida una corrupción estructural (será tratada aparte), con su anuencia y en algunos casos sin ella, pero que es elocuente, indisimulable, hasta llegar a la ostentación. No es la campaña política que se adelanta ni de un problema con los radicales. Son vicios propios de la burocracia administrativa, son nichos en los recovecos de los expedientes.
Pulti, y muchos de sus funcionarios, no podrán escapar de interpelaciones, pedidos de renuncias y decisiones judiciales que serán como golpear con un martillo su dedo lastimado. El caso Belmonte no es un hecho aislado, sino que lo empiezan a medir, en una causa que aún conserva el embrión de uno de los kioscos encriptados. Pus, habrá de soltar.
En este toma y daca, con un fiscal General como Fernández Garello, que mueve sus fichas agazapado, más allá del interés general, arropado en el poder que le da su cargo y la protección política que recibe, y que muchos acompañan con un silencio cómplice. Fernández Garello, no es neutral sino funcional a los intereses políticos del P.J. con mayor o menor exposición, pero siempre terminará haciendo los deberes. ¿A quién tiene enfrente? A nadie, como demostración así está la ciudad, sacudida por una ola de violencia y delitos desconocidos en la historia. Las estadísticas oficiales ya son abrumadoras, el resto conoce la mensura del desastre.
El intendente sólo pergeña, sabe que no le asisten chances mínimas. Le resta acertar con un GPS cuál es menor daño, en un laberinto que él mismo ha construido, con el único límite de su capricho, esta carrera no admite otro paso en falso. Ya ha probado y liquidado a la UCIP, a la CGT, a sociedades de fomento, sus aliados K saben que huele a calas, les queda salvar la ropa antes del naufragio. Y para eso trabajan.
El abastecimiento de fondos provenientes de la Provincia y la Nación, bajaron pródigos, pero los dilapidó, ya hizo el emisario submarino, el CEMA, desde 2009 han sido reconocidos los haberes del servicio educativo, ha creado sobretasas extraordinarias pegadas a OSSE, y devuelve servicios que tienen el endoso de una prestación precaria, pecaminosa. Toda una gestión manchada, deslucida y comprometida hasta los tuétanos. Nadie parece reparar, que la herencia significará el más extraordinario retroceso de la historia de la ciudad.
Abordar la incursión de este gobierno municipal a los temas de la inseguridad, su tratamiento, intervención y ahora participación en el manejo, significa persignarse y largarse a llorar. Pulti no tiene ni la más mínima probabilidad, de desarrollar cualquier entente de policía, que se acerque a un atenuante de solución. Es más no saben de qué están hablando. Decir que están improvisando, es lanzar un calificativo generoso, a riesgo de colgar un cartel de escepticismo, frente al problema más grave que tiene la población, y no porque la desocupación y la pobreza, dejen de estar en el podio.
El desconcierto es tal que ya hubo un globo de ensayo, con la candidatura del intendente que no encontró eco, lejos de un operativo clamor, las encuestas lo ubicaron en un cómodo tercer puesto, después de Baragiola y Arroyo, y más cerca del cuarto que del titular de Agrupación Atlántica. Desde Acción Marplatense ayudan a la confusión, induciendo con nombres como Fernández Abdala y Santiago Bonifatti, nada serio.
Lo más potable es Ariel Ciano, con sus vicisitudes. Sobre “El Cholito” existe todavía un aureola cuidada, que frenaría algunos embates por un lado, un tratamiento ameno por el otro y un probable sostén de unidad que evite la destrucción total. Ya todo se reduce a un grupo, a nadie de ellos se le ocurre por ejemplo hablar de la década ganada. Cheppi aparece con afiches que dicen “Gracias Cristina por los 6.000.000 de puestos de trabajo”. Esto es Mar del Plata donde hay 150.000 personas con problemas de trabajo y asistencia de 50.000 planes sociales. También dice Cheppi que en “Caracas está todo tranquilo”, por eso hay mucha gente muy enojada con Marcelo Artime, porque sólo lo trató de ñoqui, lo cual fue casi adularlo.
Jorge Elías Gómez
EXELENTE NOTA FELICITACIONES!!!
Este se tuvo que arrodillar ante la feroz apretada del señor NK mediante Dell Olio en 2009 (caño maestro), pero creo que Katz fue peor.
Gracias Adolfo por los comentarios.
Gracias Adela.